Tous Meliá, Juan. Las islas
Canarias a través de la carto-grafía:
una selección de los ma-pas
más emblemáticos levan-tados
entre 1507 y 1898. Islas
Canarias: Gaviño de Franchy
Editores, 2014. 262 p., il. isbn
978-84-616-8536-3.
Juan Tous Meliá es, hoy por
hoy el militar más conocido y
con mayor prestigio en Canarias.
Sin duda alguna, ello de debe a
la enorme labor intelectual de-sarrollada.
De Juan Tous anota-ré
que es coronel de Artillería y
pertenece a la 18 promoción de
la Tercera Época de la Academia
General Militar (en la que ingre-só
con 17 años en 1959) y a la
251 del Arma de Artillería. Que
ha estado destinado en Las Pal-mas
de Gran Canaria, Tenerife,
Jerez de la Frontera, San Roque,
Madrid, Zaragoza y, otra vez, Te-nerife,
y que sólo ha ocupado en
su vida matrimonial dieciocho
domicilios. Que es mallorquín,
pero afortunadamente para no-sotros,
y como consecuencia de
haber casado aquí, lleva ya en-raizado
en La Laguna muchos
años. Que sus principales cursos
y diplomas militares son el de
especialista en Sistemas de Di-rección
de Tiro y de Detección
y Localización de Objetivos, que
246 Reseñas
en el argot artillero se conoce
como el Curso de Electrónica,
Diplomado como Oficial Tácti-co
de Misiles Antiaéreos Hawk
y Programador de Informática
Militar. Que en lo referente a
titulaciones civiles es licenciado
en Ciencias Químicas y tiene
el Certificado de Aptitud Peda-gógica.
Que es un enamorado
de la enseñanza, y como conse-cuencia
durante ocho años fue
profesor en la Academia Ge-neral
Militar (donde impartió
clases en el Grupo Científico,
en el de Táctica y en el de To-pografía)
y durante varios cursos
profesor encargado del curso de
Física General de la Facultad de
Ciencias de la Universidad de
Zaragoza; además ejerció otro
profesorado, más modesto pero
no menos ilusionante: el de do-cente
de Física en una academia
preparatoria militar que, bajo
los auspicios de la Capitanía Ge-neral
de Canarias, se montó en
Tenerife allá por los años ochen-ta
y desde la que ingresaron en
los ejércitos españoles, como
oficiales o suboficiales, más de
un centenar de jóvenes en los
aproximadamente diez años en
que funcionó. Que es un inves-tigador
incansable, exhaustivo,
lo que le ha llevado a publicar
numerosos libros (tres de ellos
galardonados con segundos y
terceros puestos en los premios
nacionales de edición del Minis-terio
de Educación y Ciencia), a
escribir numerosos artículos, va-rios
ensayos, a pronunciar innu-merables
conferencias, a ser co-misario
de varias exposiciones,
como la que sobre las murallas
de su natal Palma de Mallorca
estuvo abierta más de un semes-tre
en la capital balear o la iti-nerante
de cartografía canaria, y
a colaborar con diversas socieda-des
culturales y científicas, como
por ejemplo la Fundación Ca-naria
Orotava de Historia de la
Ciencia. Que además de los des-tinos
en unidades, en la Acade-mia
General y en la 5ª Zona de
imec, ha sido director del Museo
Histórico Militar de Canarias
(1992-2000), en el que llevó a
cabo una labor impresionante, y,
más tarde, del Archivo Interme-dio
Regional (2002-2006), don-de
empezó la recogida y catalo-gación
de miles de documentos
de Centros y Unidades, terminó
la catalogación de la documen-tación
referente a las campañas
de Ifni y Sahara (más de diez to-neladas
de papeles), comenzó la
Cartas diferentes. Revista Canaria de Patrimonio Documental 247
del Archivo Histórico de Capi-tanía
(aún en marcha) y dirigió
el traslado desde sus antiguas
instalaciones y el montaje del ar-chivo
en el recinto santacrucero
de Almeyda. Que se retiró en el
año 2006. Que es socio funda-dor
de la Tertulia de Amigos del
25 de Julio, pertenece a la Aso-ciación
Española de Militares
Escritores, es miembro de nú-mero
del Instituto de Estudios
Canarios, miembro de la Real
Sociedad Económica de Amigos
del País de Tenerife, vocal de la
Comisión de Seguimiento de la
Fundación Mapfre-Guanarteme
y miembro de la Sociedad Espa-ñola
de Cartografía, Fotograme-tría
y Teledetección.
Podrían decirse algunas cosas
más. Pero para finalizar lo que se
ha apuntado, debe subrayarse la
que entiendo es la principal fa-ceta
de su personalidad. En su
obra Estampa de capitanes es-cribía
el general Vigón, hace ya
siete décadas, «que a los hombres
de voluntad persistente, su propia
idea les sirve de guía; y estando
aquella bien determinada, no se
apaga la estrella que les marca
el camino: esa clase de volun-tad
es cabalmente la que convie-ne
al militar». Y yo añado: esa
es, cabalmente, la voluntad de
Juan Tous. En toda su vida, en
toda su trayectoria, una idea,
su propia idea, como decía el
general Vigón, le ha servido de
norte y guía: la idea de hacer-lo
bien. Juan Tous no «hace las
cosas»; Juan Tous «hace las cosas
bien». Estoy seguro de que cuan-do
lean este libro, más de uno se
preguntará, un tanto perplejo y
abrumado, al pensar en el traba-jo
de investigación tan inmenso
que la obra supone, por el moti-vo
que llevó a Tous a escribirlo.
Y debo aclarar, si no conociera al
autor, que el motivo está en esa
voluntad persistente que acaba
de citarse.
Porque lo curioso del caso es
que esta obra nació de una gran
desilusión, como el propio Tous
puntualiza en el preámbulo de la
misma. En 2006 Juan Tous con-taba,
como consecuencia de sus
investigaciones cartográficas que
más adelante se detallarán, con
más de ciento treinta mapas ge-nerales
impresos y se le ocurrió
presentar a la Fundación Mapfre
Guanarteme, de cuya Comisión
de Seguimiento forma parte, un
proyecto de difusión de ese ri-quísimo
material que podría lle-var
por título Las islas Canarias
248 Reseñas
a través de la Cartografía. El pro-yecto
fue aceptado y se desarro-lló
a lo largo de dos cursos con
becarios de la Universidad de La
Laguna y la Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria. Aquí
se encuentra el origen de la feliz
realidad de este libro.
Una vez concluida esta pri-mera
etapa, un compromiso
adquirido en 2008 con una em-presa
de comunicación y sellado
con un apretón de manos... que-dó
en agua de borrajas. La idea
de Tous de que los mapas que en
esta obra se presentan reunidos
se publicasen sueltos, en láminas
en una de cuyas caras iría la re-presentación
gráfica y al rever-so
la explicación de la misma,
desarrollada en casi un año de
intenso trabajo, se fue al garete.
¿La culpa, o la excusa que reci-bió?
Como todo hoy día: la cri-sis.
Mas Juan Tous no se arredró
ante el revés, y haciendo honor
a su personalidad, que tan bien
encaja en su carácter, en una re-unión
de la Tertulia de Amigos
del 25 de Julio informó que se-guiría
intentando sacar adelante
el proyecto, posiblemente en
formato de libro.
Así fue. Contactó con Carlos
Gaviño de Franchy... y vuelta a
empezar, culminando el traba-jo
a mediados de 2011. Ahora
«sólo» quedaba encontrar finan-ciación
para una obra de tan
exquisita labor y tan elevado va-lor
histórico y cartográfico, y en
unas circunstancias económicas
nada propicias. Sólo él sabe la de
vueltas, revueltas, penalidades,
escepticismos que tuvo que so-portar
por despachos y oficinas.
Únicamente diremos que hubo
un momento, o unos momentos,
en que estuvo a punto de tirar la
toalla y optar por la vía sencilla
que le ofrecen las nuevas tecno-logías:
colgar la obra en Internet.
Antes se ha mencionado
que cuando fracasó el proyecto
de las láminas Juan Tous lleva-ba
casi un año de duro trabajo,
aunque lo cierto es que el tra-bajo
de investigación era muy
superior en el tiempo. Afortu-nadamente,
y poco a poco, algo
comenzó a conseguirse. Algunas
entidades mostraron sus deseos
de adquirir ejemplares; la feliz
idea de volver al siglo xix y que
se hiciesen suscriptores aquellos
particulares que deseasen poseer
la obra, comprometiéndose así a
sufragar los gastos derivados de
su impresión, y el apoyo incon-dicional
de nuestra Tertulia de
Cartas diferentes. Revista Canaria de Patrimonio Documental 249
Amigos del 25 de Julio, con un
préstamo —ya devuelto— en un
momento crucial, hicieron subir
la tirada al mínimo de los 1.000
ejemplares precisos para que las
máquinas de Gaviño de Franchy
Editores empezaran su trabajo...
y naciera este libro, este «Atlas
de mapas de Canarias», heredero
y recopilador de otros de los que
se hará un breve compendio.
Por lo que respecta a las re-copilaciones
de mapas canarios,
tendríamos que remontarnos a
1825 e irnos a Berlín para te-ner
en nuestras manos el primer
ejemplar (8 tomos más un atlas)
de la primera edición de una
obra de Leopold von Buch que
se llamaba Descripción física de
las islas Canarias; o dejar pasar
trece años más para, en 1838, y
ahora en París, hacernos con la
Historia natural de las islas Ca-narias
de Philip Barker-Webb y
Sabin Berthelot.
En cuanto al estudio de mapas
antiguos de las islas, no es hasta la
década de los treinta del pasado
siglo cuando se descubre el in-terés
por esos estudios. Efectiva-mente,
y de manera curiosa, casi
simultáneamente dos investiga-dores,
uno español, canario por
más señas, Simón Benítez Padilla
(ingeniero de Obras Públicas del
cabildo grancanario) en 1931, y
el otro austríaco, el doctor Domi-nik
Josef Wölfel, estudioso de las
culturas prehispánicas del archi-piélago,
en 1932, fotografiaron
en la biblioteca de la Universidad
portuguesa de Coimbra el ma-nuscrito
de la Descripción e histo-ria
del reino de las islas Canarias,
obra del ingeniero cremonés al
servicio de Felipe ii Leonardo To-rriani
hacia 1592.
En las ocho décadas transcu-rridas
desde entonces aparecen
trabajos sobre el tema de El Mu-seo
Canario de Las Palmas, del
Museo Histórico de Tenerife (La
Laguna) y, sobre todo, del Mu-seo
Militar de Canarias cuando
Juan Tous era su director. Y es
que a Tous siempre le atrajo el
estudio de la cartografía, por lo
que cuando en 1992 se le con-fió
la dirección del Museo Mili-tar
Regional de Canarias, creyó
llegado el momento de poner
en ejecución algunos de los pro-yectos
que llevaban años dando
vueltas en su cerebro. Así, pocos
meses después de su toma de
posesión, entre finales de 1992
y principios de 1993, en tres lu-gares
distintos de tres islas dife-rentes:
el Museo Militar Regio-
250 Reseñas
nal en Tenerife, la Casa Salazar
en Santa Cruz de La Palma y
El Museo Canario en Las Pal-mas
de Gran Canaria, presentó
una exposición, que fue un ro-tundo
éxito, con el título de La
cartografía, pasado y presente. Al
año siguiente (1994), en las Se-gundas
Jornadas de Historia de
la Cartografía desarrolladas en
la sede madrileña del Instituto
Geográfico Nacional, defendió
Tous una ponencia titulada San-ta
Cruz de Tenerife a través de la
cartografía, repitiendo la actua-ción
en esa isla en mayo con una
exposición y la presentación del
libro del mismo título, editado
por el Ayuntamiento de San-ta
Cruz de Tenerife. Semanas
antes, en abril de aquel 1994 y
en el Museo Militar, había pre-sentado
Tous la reedición del
Primer mapa impreso en las is-las
Canarias, de Josef Trinidad
de Herrera (1786), y muy poco
después el Plano de las siete is-las
de Canaria e islotes desiertos
adyacentes a ellas de Francisco
Javier Machado Fiesco (1762),
editado por la Capitanía Gene-ral.
Al año siguiente, ya en 1995,
se conmemoró en Las Palmas el
iv centenario del frustrado ata-que
de Drake contra la ciudad, y
especialmente invitado fue Juan
Tous a presentar en la Casa de
Colón una exposición y su atlas
titulados Gran Canaria a través
de la cartografía. 1996 va a ser
el año en que verá la luz un li-bro
impresionante gracias a los
esfuerzos de Tous: Apuntes para
la historia de las fortificaciones
antiguas de Canarias, del gene-ral
José María Pinto de la Rosa.
Juan Tous fue el corrector, mon-tador,
maquetador e impulsor
de la aparición de ese monu-mental
trabajo, que mereció ser
galardonado por el Ministerio
de Educación y Ciencia con el
segundo premio a la obra mejor
editada de aquel año en España.
Y no queda ahí la cosa, porque
el mismo año en La Laguna, en
los actos conmemorativos del v
centenario de la fundación de
la ciudad y de la incorporación
de la isla a la Corona de Casti-lla,
presentaba la exposición y el
atlas Tenerife a través de la car-tografía.
Cambiamos de calenda-rio
y en 1997 encontramos una
nueva exposición que, entre este
año y el siguiente, iba a recorrer
las siete islas, sirviendo de sopor-te
para presentar otro hermoso
libro: Descripción geográfica de
las islas Canarias de Antonio
Cartas diferentes. Revista Canaria de Patrimonio Documental 251
Riviere (que sería finalista en los
premios que concede el Minis-terio
de Educación y Ciencia) y
una Colección de 7 mapas de las
islas Canarias. En 1998 nueva
exposición, ahora en la Torre del
Conde de San Sebastián de la
Gomera, y nuevo atlas: La Go-mera
a través de la cartografía; y
en 2000 editaba la Visita de las
yslas y reyno de la Gran Cana-ria,
del capitán general Íñigo de
Brizuela asistido por Próspero
Casola, cuyo original encontró
Juan Tous en Nueva York. En
2001 viajó a Madrid y partici-pó
en la Biblioteca Nacional en
el xix Congreso Internacional
de la Historia de la Cartogra-fía
presentando su trabajo «La
isla de El Hierro y el meridiano
origen», que posteriormente se-ría
publicado por el Instituto de
Estudios Canarios. Y más tarde
trabajó como asesor en cartogra-fía
y artillería con dos arqueólo-gos
en el proyecto de rescate del
Castillo de La Luz, de las Palmas
de Gran Canaria, y en el libro
consiguiente: La arqueología de
la fortaleza de Las Isletas: la me-moria
del patrimonio histórico.
Hasta aquí ha sido una reco-pilación
de lo hecho por Juan
Tous en lo referente a la carto-grafía,
pero no podemos olvidar
otros muchos trabajos de inves-tigación
histórica y patrimonial,
en la que, por mi condición de
artillero, destaco la trilogía de li-bros
dedicados a cañones famo-sos,
como los tinerfeños El Tigre
y El Hércules —el cañón más
precioso del mundo, que gracias
a él podemos admirar en Almeyda—,
y el palmero El Escorpión.
O los trabajos sobre el Teide, la
erupción del Chinyero, etcétera.
Pero volviendo al atlas, no
cabe duda de que ha valido la
pena la desilusión inicial. Lo de
la colección de láminas se pre-sentaba
muy bien, pero luego
comienzan los problemas de en-cuadernación
o recopilación, de
pérdida o daño de alguna. Apar-te
de que es indudable que no
hay nada como un libro de pa-pel.
Hoy puede rubricarse que
este libro es la obra magna de
Juan Tous: Las islas Canarias a
través de la cartografía.
En la presentación que el
profesor Fernando Martín Ga-lán
realizó de este libro en Santa
Cruz de Tenerife, afirmaba que
este atlas de mapas es en reali-dad
un impresionante estudio
sobre cómo se ha plasmado so-bre
papel la imagen de nuestras
252 Reseñas
islas a lo largo del tiempo, en si-tuaciones
históricas y científicas
distintas y con los medios que la
cartografía del momento ponía
en manos de los autores de aque-llas
representaciones. Destacaba
también que, en ese viaje por el
tiempo, era necesario señalar que
los límites cronológicos del libro
comprenden desde 1507 —con
el mapa «Islas de Canarias» del
códice de Valentim Fernandes
titulado Descriptio Africae, un
manuscrito que se conserva en
la Biblioteca Estatal de Baviera,
en Munich, Alemania— hasta
1896-1898, con los mapas de las
siete islas confeccionados por el
profesor grancanario Manuel Pé-rez
y Rodríguez, y editados por
la madrileña Librería Hernando
y Compañía.
Con esos límites, se compren-derá
que los mapas recogidos va-yan
desde la Edad Humanista y
el Renacimiento (doce mapas);
pasen por la época dorada de
los atlas holandeses (dieciocho
mapas); sigan con los utilitarios
del xvii (dieciséis mapas, de ellos
diez de ingenieros españoles);
luego con las producciones de
la Edad Científica o Siglo de la
Ilustración (treinta y seis mapas,
de ellos veintiuno de españoles);
y culminen en la Edad Univer-sal
de la Cartografía, el siglo xix,
con otros quince mapas de los
que nueve son españoles.
En la explicación de los ma-pas,
Tous ha seguido siempre la
misma pauta: en primer lugar
aparece el apartado de identifi-cación
de datos mediante una fi-cha
catalográfica, que cumple las
normas internacionales isbd (cm)
para la descripción bibliográfica
de los materiales cartográficos.
Continúa con la parte dedicada
a la descripción y análisis de la
representación contenida en el
mapa, para seguir con aporta-ciones
diversas sobre biografías
de los autores o editores y sobre
circunstancias de la producción
y localización de cada mapa; y fi-nalmente
acaba con indicaciones
acerca de referencias bibliográfi-cas
de comentarios y la cita de
las localizaciones en cartotecas
o archivos. Por lo tanto, todo un
profundo estudio muy riguroso,
muy serio y muy intelectual.
En definitiva, se trata, en pa-labras
del profesor Martín Ga-lán,
de un libro:
«que se impone por la ele-gancia
de su diseño gráfico, las
sutilezas de los elementos deco-
Cartas diferentes. Revista Canaria de Patrimonio Documental 253
rativos y la esplendidez de la
presentación de las ilustracio-nes,
grabados, retratos o ma-pas.
Aquí hasta la rosa de los
vientos que ocupa el colofón del
libro es belleza y es interesante.
Por lo que toda la obra se con-vierte
en un magnífico logro, ya
que además nos permite, con
comodidad, la consulta y el es-tudio
pormenorizado de dichos
documentos bien mediante su
visión directa o mediante el uso
de lupas para análisis de mayor
detalle.
¿Y para qué podrá servirnos
un libro como éste? Para su-mergirnos
en él y empaparnos
de él. En aquello que poseen o
contienen los mapas antiguos,
no sólo en lo que se nos muestra
en superficie sino en lo que tam-bién
se maneja en su fondo, en
lo oculto o casi. Los mapas an-tiguos,
y es algo bien sabido hoy,
son bastante más que objetos
decorativos para ilustrar libros
de historia o que piezas de colec-cionismo.
Desde Gerard Merca-tor,
en el siglo xvi, se consagró su
idea de que “los mapas son los
ojos de la historia”. Lo son, pero
con más alcance del que se le
suele dar. Son, desde una pers-pectiva
nueva, también fuentes
de información e interpretación
de fenómenos humanos, geopo-líticos,
de geografías históricas,
y de expresiones interesadas
de propósitos al servicio de na-ciones
o potencias o de poderes
fácticos».
Sólo me queda reiterar lo es-bozado
en más de una ocasión.
Juan Tous, canario por elección,
se merece un homenaje desde
las más altas instancias de la co-munidad
autónoma. Nadie en
nuestros tiempos ha hecho más
que él por dar a conocer el pasa-do
de las islas y descubrir tantos
tesoros con ellas relacionadas, al-gunos
de ellos recogidos en este
atlas.
Emilio Abad Ripoll