INSTITUCIONES POLITICAS INDIGENAS DE GRAN
CANARIA
EL SABOR
POR
JUAN ALVAREZ DELGADO
Este estudio trata de completar y corregir los errores y con-fi-~
siones de nirestras fi-?entes históricas de Gran Cana-ria sobre
la más notable y curiosa de las instituciones indígenas de la
isla. Para ello lo dividí en dos partes o tratados.
1. Estudio de la institución y de las atribuciones legislati-vas,
judiciales y religiosas del Scibo~ y de su jefe o presidente
el Fáyak (vulgar Faiccin) «sacerdote». A éste sigue aquí mismo
una segunda parte.
11. Estudio detdlado de dos singulares leyes, dictadas y lue-go
revocadas por el Sábor, sobre la ((poliandrian de las mujeres
grancanarias, y acerca del ((infanticidio)) de las niñas recién na-cidas,
noticias controvertidas o simplemente negadas sin gran
fundamento por nuestra historiografía.
Quedan para un ulterior estudio el tratado de la división te-rritorial
en doce cantones o distritos de la isla de Gran Cana-ria,
y de sus verdaderas capitalidades, no claramente consig-nadas
en nuestras fuentes históricas, con el estudio del nom-bre
gayre o guaire de tales jefes cantonales y otros capitanes
de la guerra, división territorial que precedió a la monarquía
y los conocidos reinos de Gran Canaria.
Terminará este estudio con la institución de la monarquía
Núm. 2i (1981) 27
2 JUAN ALVAREZ DELGADO
hacia 1375 con el episodio de Atidamana y Gumidafe, los pro-blemas
de Artemís, su hijo y sucesor, y el hermano de este rey
del 1415 hasta 1440, con las escasas noticias de sus hijos, padres
de Egonaiga y Bentagoyhe, que inician su reinado hacia 1461,
y a quienes sucede don Fernando Guanarteme, con quien acaba
la conquista de la isla en 1483.
EL SABOR DE GRAN CANARIA
Las breves noticias de Abréu y Torriani sobre esta institu-ción
indígena de Gran Canaria son casi nulas, cuando no falsas-o
confusas.
Sólo ayudaron a resolver este arduo problema los tres da-tos
siguientes: a) un pasaje luminoso en Azurara, que ni siquie-ra
Chil Naranjo, que lo citó parcialmente, supo entender como
referencia al Sábor; b) la etimología de las dos voces Sabor y
Fáyak (variantes Faya y Faysagh) con sus precisas valoracio-nes
en comparación guanche-berber, y c) la comparación cos-tumbrista
de esta institución grancanaria con sus análogas ber-beres.
Errores. Porque el Sábor no era, como por lapsus dijo To-rriani,
un ctcapitánn o jefe indígena, ni, como creyeron Abréu
Galindo, Jorge Glas y Viera y Clavija, «el consejo de @erra>>
del Guanarteme con sus gagres; ni menos, como sospechó Ber-thelot,
una variante de la voz tinerfeña tagoror, de igual carác-ter
de «consejo regio)), a través de una posible confusión de
Sábor, con tabor o taboror, dadas por variantes de tagororl.
1 TORRIANedIi,ci dn Cioranescu 1959, c. 25, p. 100; As&, ed. Ciora-aescu
1955: 11, 2, 151, y 6, 119; GLAS, p. 172; VIERAY CLAVIJO:N oti~im,
libro 11, cap. 20, no 2; SABINOB ERTHELOETt:h nogrdphie, ed. principe,
pp. 147 y 189.
Propósito. Pretendo probar seguidamente que el Sábor era
una institución de tipo senatorial, o asamblea de primates o no-tables,
compuesta de 190 a 200 miembros, que una vez elegidos
por los demás para formar parte de ella permanecían vitalicia-mente
en el cargo y eran también buenos conocedores de la re-ligión
indígena.
Ese organismo tenía en su primera etapa jurisdicción sobre
toda la isla, y estaba presidido por un «jefe» o «presidente>),c on
función sacerdotal destacada, llamado Fáyak «sacerdote», y tras
la vigencia de la monarquía pasó a ser la segunda autoridad, tras
el rey.
Intervenía el Sábor en los asuntos de legislación, de la ad-ministración
de la justicia y reconocimiento de los derechos so-ciales,
así como en 'a vida religiosa de los indígenas. Tanto en
los ritos del culto indígena, como en los mal llamados «monas-terios))
de la HarZrnáguadas y en sus desposorios, en la decla-ración
de nobleza de mozos indígenas, y en los desafíos, así como
en la legislación general. de los matrimonios indígenas, y en la
ley generai extrana de infanticidio femenino, temas que por su
particular interés histórico y por las controversias suscitadas en
su torno serán objeto de nuestro singular estudio.
El único de nuestros afamados historiadores que lo cita es
e1 doctor Chil Naranjo2, que lo da fragmentariamente en varios
pasajes de sus Estudios, sin comprender su verdadero alcance.
Pem iampoco i,o enien&mos ni Serra "náfuls ni yo él
llamó mi atención sobre tal noticia de Azurara, recién publica-da
en su obra «Los portugueses en Canarias)) 3.
Gomes Eannes de Azurara nos ofrece en su Chr6nica G?O
Descobrimento e Conquista de Guinée una noticia amplia y exac-
2 CHILN ARANJOE:s tudios ... ed. 1876, tomo 1, pp. 473-474 y 52$.
3 Citaré siempre a AZURARAp or la edición de E. SERRAR AFOts: LOS
Portugueses en Canarias, Laguna, 1941, p. 64. Tienen variantes importan-tes
la edición en O Manuscrito de Valentim Femandes, Lisboa, 1940, p. 175;
y la de París por AILLAUD 1854, que utiliz6 Chil Naranjo.
4 JUAN ALVARFZ DELGADO
ta relativa al Sábor de Gran Canaria, aunque no emplea este
nombre ni ninguna otra voz indígena. Azurara redactó esa Cró-nica
en 1451, con noticias que sólo llegan a 1448, procedentes
de otra crónica)) de Alfonso Cerveira, su fuente más amplia,
y datos de otros portugueses visitantes de las Canarias en el de-cenio
de 1440 a 1450. Esto nos asegura la cronología de la no-ticia.
Para mi siguiente traducción en español del pasaje de Azu-rara
he tenido en cuenta las variantes, a veces de cierta enti-dad,
que ofrecen las ediciones reseñadas en la nota anterior, eli-giendo
la que críticamente me ha parecido preferible. Y como la
puntuación de los varios textos no es unánime, y Azurara aca-balla
sus frases en un rosario continuado, estilísticamente in-correcto
y muy confuso, me permití dividirlo, como hizo la edi-ción
de París, en tramos de lectura más claros y más ajustados
a la ordenación de datos.
1. Versión española de Azurara.
A) uY tienen entre sí dos que llaman reyes y un duque.»
B) «Sin embargo, todo el gobierno de la isla está en ciertos
caballeros (= hidalgos o nobles), que no han de ser menos de
190 ni llegar a 200.))
C) «Y después que mueren cinco o seis, júntanse los otros
canarios y escogen otros tantos de aquellos que son también
hijos de caballeros, porque no han de escoger otros, y aquéllos
ponen en lugar de los que fallecen, de modo que la cuenta este
completa.^
D). «Y dicen algunos que éstos son de los más hidalgos, que
se conocen, porque siempre fueron del linaje de caballeros, sin
mezcla de villanos.»
E) gy &es C&~&T.~S c~hen creencia (= religi&$, &
la que los otros no saben nada, sino que creen en aquello que
creen sus caballeros.))
F) «Y ellos han de corromper (= quitar la doncellez) a to-das
las mozas vírgenes (= doncellas casaderas). Y después que
30 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAMTICOS
INSTITUCIONES POLÍTICAS INDÍGENAS 5
alguno de los caballeros duerme con la moza, entonces la pue-de
casar su padre, o ella con quien le agradare.))
G) {{Mas antes que con ellas duerman (los caballeros), las
engordan tanto con leche, que su piel se carga (= hincha) c o ~ o
hacen los higos; porque no tienen a la flaca por tan buena como
a la gorda, pues dicen que (a ésta) se le alarga el vientre para
hacer hijos grandes. Y luego que así está ya gorda, la muestran
desnuda a aquellos caballeros, y el que la quiere corromper
(= prelibar) dice a su padre que ya está bastante gorda. Y el
padre o la madre de 1.a moza la hacen entrar en el mar algu-nos
días, y cada día determinado tiempo, y se le quita (algo)
de aquella excesiva gordura. Y entonces la llevan al caballero,
y ( 3 ~ x2,rr u) cerrcmpiA&, !r, trae e! padre y r a su casa (para
casarla).>,
Una observación conviene dar al lector, porque de primer
intento resulta incomprensible ajustar los dos Últimos epígra-fes.
El párrafo G) es el detalle del proceso ya consignado su-mariamente
en el anterior párrafo F).
Los otros párrafos serán objeto de singular estudio al tratar
seguidamente del Fáyak y de las atribuciones del Sábor.
2. Tres detalles omitidos por Azurara.
A. El primero se refiere al lugar de reunión del Sábor, que
con cerca de 200 personas requería un lugar apropiado para tan-ta
gente y tan amplia misión legislativa y judicial. No lo iden-tificó
Abréu, pero tal vez supo que preexistió en Gáldar antes
del establecimiento de la monarquía de Gumidafe, por lo que
buscó soluciones equivocadas, luego comentadas, para justificar
allí la capitalidad del reino de Gumidafe4.
Gracias a un topónimo (Támara-Gddar) y a cierta descrip-ción
de Abréu alusiva al paraje, junto con ciertos detalles de
Sedeño y Torriani S, que contribuyen a dar solidez a la idea, de
4 AB&u, 11, 7, 171-172.
j ABRFu, 1, 25, 121 y 11, 2, 151; SEDENO, edición Darias Padrón, 1936,
p. 14; T~RRIANIC, . 39, p. 120.
-5 JUAN ALVAREZ DELGADO
esta localización del Sábor hasta 1461, pudimos conocerlo. Pues
Abréu dice que Diego de Silva hacia 1467 se metió forzado por
los soldados de Egonaiga en «una plaza y llano cercado de pared
de piedra seca bien ancha y fuerte, de poco más de (¿una?) ta-pia
de alto, en que los canarios solian hacer sus fiestas, juegos
y justicia de malhechores», idea que más brevemente repite en
otro pasaje. Y datos similares consignan brevemente Sedeño y
Torriani.
Ese topónimo de Gáldar-Guía: Támara-Gáldar tiene en guan-che-
berber clara etimología y versión: ((cercado de Gáldarn, por-
,que Gáldar ahí es forma de anexión de Agáldar, forma prima-ria
con caída de inicial, por la anexión, y támara, como sus va-riantes
tamra, timiri, imiri, significan ((muro)), «cerca de pie-dras)),
((montón de piedras», «borde», ((contrafuerte de piedras)) 6.
B) No dice el historiador portugués, ni aquí ni en otro pa-saje
de su Crónica, quién era el jefe o «presidente» del Sábor.
Pues su texto pone al duque, que era en efecto el Fáyak asacer-doten
y «jefe)) del Sábor, en 1.a misma línea de gobernantes que
los dos «reyes», sin anejar10 expresamente a sus siguientes no-ticias
sobre el Sábor.
Esto parece indicar que Azurara y sus informadores no en-tendían
bien la postura del Fáyak frente al Sábor y los dos
reyes. Porque tal vez para 1451 el Fáyak había ya tomado el
carácter de «virrey» u chombre poderoso)), que dice la Infor-mación
Trejo-Carvajal como lugarteniente y sustituto del rey.
Pues probablemente ya entonces los Guanartemes habían con-sesido
llevar a ese puesto a miembros de su familia, movidos
por abierto cesarismo regio, como luego se explica.
Téngase en cuenta que sólo un decenio después de 1451 en
que Azurara escribe su crónica, ya el rey de Telde consigue di-vidir
en dos el Sdbor, cada uno bajo su respecticvo Fáyak, como
consigna Abréu a propósito del Pacto de las Isletas y erección
6 Cftanio OLIVE: Diccionario Administrativo de las Islas Canarias,
1865, p. 1080; CHILN ARANJ1O, ,55 1; LAOUST:T ackelhit du SWS, 1936, p. 156;
y Toponymie du Haut Atlas, 1942, n? 77 y 79.
7 Apud CHILN ARANJO11,1, p. 217.
INSTITUCIONES POLÍTICAINSD ÍGENAS 7
de la torre de Gando, por la discordia de Egonaiga y Benta-goyhe
Y de la clara intervención de los Guanartemes en la desig-nación
del Fáyak ofrece claro ejemplo Sedeño9, cuando al morir
Egonaiga, su única hija, pide a su tío y sucesor don Fernando
Guanarteme que nombre «Faycán de Gáldar)) al hermano de su
madre, Guanache Semidán, de la familia real de Telde.
También Abréu consigna lo primero en 1461 que los dos re-yes
Egonayga y Bentagoyhe y sus dos Fáyak Chambeneder y
Guanarigua eran hermanos entre sí (propiamente eran primos
hermanos, por una confusión ya advertida sobre el real paren-tesco
de estos Guanartemes). Y posteriormente añade que la
madre del Fáyak de Telde Aymediacoam ", canaria religiosa, ma-dre
de las harimáguadas, pidió a su hijo, «muy pariente de los
G-uanartemes)) de Telde y Gáldar, que liberase a los cautivos he-chos
a Pedro Hernández Cabrón en Tirajana el año 1481.
Advierto que esa misma cooperación y apoyos de los Fáyak
a los Guanartemes es la que ofrecieron a don Fernando Gua-narteme
los sublevados con los infantes de Telde, que cita la In-formación
Trejo-Carvajal, para el año 1483.
Y ese proceso de cesarismo político entre los reyes y los fáyak
debió de iniciarse ya desde el episodio de Gumidafe, al instaurar
la monarquía. Pues sólo la influencia de la sacerdotisa Atidá-mana,
a través del Sábor, puede explicar la rápida y total victo-ria
de Gumidafe, jefe del cantón de Tejeda, sobre los otros can-tones
de la isla, rápidamente sojuzgados a su gobierno.
C. Igualmente dejó de consignar Azurara si el cargo de «du-que
» o Fáyak era electivo y vitalicio, o sólo temporal y por po-cos
años, y por tanto renovab'le.
--
8 ABRÉU, 1, 24, 115 y 27, 128 y 11, 7, 172.
9 SEDENOc,i tado p. 23.
10 ABRÉU1, 1, 7, 172.
11 Esta voz está equivocada (ver WOLFEL: Monumenta, V, 141; no es
Aymediacoan, ni Armide Iacocon, etc., sino Aymedeyacoran, por ad-i
meddegg i amqoran, literalmente «me daré a Dios» o «daréme a Dios)),
que Viana tradujo casi literalmente en Juan D m e a Dos; nombre guam
@he paralelo al Teófilo Griego, al Deodatus latino y a su versión hispana
Diosdado. Ver ANTONIO DE VIANAe,d . Cioranescu, canto XI, v. 312, p. 261, y
eai VIANA, 11, p.
8 JUAN ALVAREZ DELGADO
Parece lo más natural que el cargo de Fáyak «sacerdote» y
«juez» fuese electivo, pero vitalicio y sólo renovable en caso de
muerte, pues tai era la norma para todos los otros miembros del
Sábor, como para los dos reyes, a los que une el duque el pasaje
de Azurara.
Para e1 carácter electivo del Fáyak parece probable la confir-mación
una oscura noticia de Torriani: «Cada uno de los Reyes
de Canaria tenía doce consejeros (Abréu dice que eran seis), hom-bres
elegidos entre todos sus vasallos de los mús nobles y valien-tes,
y ano de ellos, como jefe g presidente, despachaba las cosas
del gobierno y de la justicia)). Digo confusa porque parece que
la noticia no se refiere a los gayres, que eran efectivamente los
cinic. infoci n m n + n n o l e r i An r>nJn -n;nr\ n r r m r i r<n A;-& D n m r i TnlivGnn;
o ~ J~C-LoC-c9 - a i r c v ~ ~ a ~uccu L a u u L GIILV, LUIIIV i3c u.11U. I GI U l U l l l a l l l
ignoraba casi todo a propósito del Sábor lZ.
3. La prehistoria del Súbor grancanwio y SU división
Sobre la vida del Sábor grancanario antes de la constitución
de la monarquía de Gumidafe y de la conquista betancuriana
carecemos en absoluto de noticias positivas.
Pero el primitivismo guanche-berber de la institución, y la
posible existencia y reducción del Sábor en las otras islas Ca-narias,
luego tratada, permiten comprender su existencia y po-sible
desarrollo en Gran Canaria durante los catorce siglos, que
van desde su poblamiento por Juba 11 hasta la primera arriba-da
de Gadifer (1403). Obsérvese que el mayor desarrollo del Sá-bor
en Gran Canaria como principal institución iegislativa-judi-cial
se debe principaimente a no haber reyes, como la desapari-ción
casi total del Sábor en las otras islas se debe a la más anti-gua
presencia de la realeza, con su tendencia más cesarista.
Sobre la división del Sábor en dos, antes aludida por un tes-timonio
de Abréu Galindo, voiveremos ai tratar ue ios reyes de
Gran Canaria. Esta tuvo lugar desde 1460 probablemente, y el
hecho va ligado a la controversia entre Sedeño y otros histo-riadores.
TORRIANC. I,3 2, p. 103; v. 29, p. 95; c. 33, p. 105.
34 ANUAFlIO DE ESTUDlOS ATZANTICOS
La cronología general es ésta: a) hubo un Sábor y un Fáyak,
sin ningún rey, hasta 1375? ; b) un rey y un Sábor y un Fáyak
desde 1375? a 1440; c) dos reyes y un Sábor y un Fdyal' desde
1440 a 1460; d) dos reyes y dos Sábor y dos Fdyak desde 1460-
1476; e) un rey y dos Sábor y dos Fáyak desde 1477 a 1483.
4. Atribuciones del Sábor
Para ofrecer un detalle claro de la importancia de esta insti-tución
grancanaria me parece importante registrar una reseña
bien detallada de las atribuciones del Sábor, reuniendo no sólo
las del transcrito pasaje de Azurara, sino también las registra-das
r,enos precisf<5ii Torriaiii y XqDréu Caiinao,
como la siguiente: «Había en esta isla, dice Abréu, gente noble,
como caballeros hidalgos, los cuales se diferenciaban y conocían
de los demás en el cabello y barba; y éstos no bastaba que des-cendiesen
de gente rica, sino que los habia de dar por tales no-hlUs
el f ~ v n - m n, A;,,;A,A ,,,, A, .-.--..- i ;a~ u qjlurrau 5~a uur;, D C ~ ; F ; iUX3~5~0f~id des-pués
del rey ..., e1 cual determinaba sus diferencias y debates y
administraba las ceremonias y ritos tocantes a su religión)) 13.
A continuación las señalo brevemente, en texto conciso, se-guidas
entre paréntesis de su referencia al texto transcrito de
Azurara y a las historias de Abréu y Torriani.
1." Elegir sus miembros vitalicios y probablemente desig-nar
al Fáyak. (Azurara.)
2." Legislar lo conveniente y necesario sobre cualquier pun-to
legal, judicial y administrativo, como religioso del país. (Azu-rara,
Ahréu, IIi 2, 4 y 6, pg. 149 2 169.)
3." Declarar el derecho de «nobleza» de los jóvenes, pudien-do
privar de él a los que no fueren acreedores a ello por sus vi-cios.
(Abréu, 11, 2, 149-150, y Torriani, c. 33, pp. 105-106.)
4." Declarar los «vencedores» en los duelos, torneos o «desa-fíos
». (Abréu, 11, 2, 151, y Torriani: c. 35, pp. 110-111, incluido
el grabado.)
13 ABRÉU, 11, 2, 149 y 150. Subrayo que opuesta, o al menos ambigua,
es la idea de Torriani a tal propósito: c. 33, p. 105, de que en Gran Canaria
no habia «nobles de estirpe)).
Núm. 27 f198il 35
10 JUAN ALVAREZ DELGADO
5." Dirimir los conflictos del derecho consuetudinario y los
crímenes de sangre, de los que hablan oscuramente Torriani y
Abréu, pero que en las instituciones similares berberes (amzuar,
ineflas y Ait Rebkin, ({tribunal de los cuarenta))) eran de su corn-petencia.
(Torriani, c. 32, pp. 102-103, y Abréu, 11, 4, 158.)
6." Conocer, practicar y declarar los asuntos y ritos de la
religión indígena. (Azurara.)
7." Intervenir en los ritos y ceremonias: libaciones, oracio-nes,
colocación de piedras y palos en las aituras, fiestas o reunio-nes
religiosas (Almogaren, plural de anmuggar, ((reunión)), no
({templo)), como suelen decir nuestros historiadores); ritos del
{(baladerox o de la lluvia, etc. (Abréu Galindo, 11, 2, 149 y 3,
156-15?, y Tnrriani, c. 33, p. In.? y c. 3.5, p 111.)
8." Administraba muy directamente los llamados «conven-tos
de las Harimáguadas)) o ((casas de Dios)) (= tamogant en
Acoran = ({vivienda de Dios))). HaninCiguadas es mala transcrip-ción
de eharin tnzaw6dan (literalmente. ((encerradas doncellas)))
o «mozas casaderas», en cuya formacijn y ulterior matrirnonio,
aparte de su servicio en la educación y vida religiosa. tenían
gran intervención los miembros del Sábor, según aclara cumpli-damente
el texto transcrito de Azurara. (Algunas noiicias en
Abréu, f í , 3, 153-156 y 11, 204. Faltan en Torriani, salvo una
breve cita en cap. 29, p. 93.)
9." Sobre la administración concreta de la justicia penal por
el Sábor hay datos escasos. Así la frase de Torriani, c. 32, p. 102:
{(Despachaba las cosas del gobierno y la justicia)), o la del c. 32,
p. 1G3: «Estos gentiles canarios eran amigos de castigar a los
reos)), son del todo imprecisas. 3Tás claro es Abréu Galindo, 11,
4, 158. donde incluso alude al ((cercado de Gáldarn, lugar de re-unión
del Sábor.
10." Su intervención en la legislación del matrimonio indí-gena
y la fuerte influencia del Sábor sobre ella me obligó a un
ruidudocn ecti~dio de dos leyes extrañas grancanarias sobre el
infanticidio y la poliandria según Abréu y Torriani en esta isla,
con sus dos análogos casos en las islas de La Palma y Lanza-rote,
a las que va dedicado el se,wndo apartado de este estudio.
36 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTlCOS
INSTITUCIONES POLÍTICAINSD ~GENAS 11
5. El Sdbor, institución primaria de todos los indigenas
de Canarias
Si atendemos a nuestra fragmentaria documentación histó-rica,
el Sábor aparece como institución exclusiva de la isla de
Gran Canaria.
Mas la coincidencia del valor de arnzuar o ammar, ({prima-te
», en la vida jurídica de los cheljas '" en el Sábor (de su plu-ral
mz&zwn, (cprirnates~)d e Gran Canaria nos empuja a pensar
en lo que pudo ocurrir en las demás idas Canarias.
No hay noticias positivas seguras, pero vale esta posible «ex-plicación))
del problema.
La monarquía guanche es muy antigua en Tenerife, por lo
que todo el poder político, legislativo y judicial, y tal vez reli-gioso,
fue absorbido por la realeza, aunque el P. Espinosa lS dice
que «cuando el rey mudaba casa. .. llevaba los ancia.nos consi-go
», y que cuando era elegido, ({convocados los mds ancianos al
tagoror, lugar de junta y consulta)), expresiones que recuerdan
el valor de la voz Sábor. Parece natural que los menceyes de
Tenerife hiciesen lo mismo que siglos después realizaron los
Guanartemes grancanarios : atraer a su lado las instituciones
populares preexistentes para consolidar su poder absoluto, ya
señalado por Viana 16.
La antigüedad de la realeza en Tenerife estA probada lin-güísticamente,
porque el nombre m.encey, alternancia dialectal
de ménchey : .rnén.zeg, procede del líbico m.n.7c.d.y (vocalizable
midcediy) y escrito minked en alfabeto púnico del siglo 1 a. C.
(templo de Augusto en Leptis). Mientras la voz palmera aman-
7cnd del mismo radical., registrada en el nombre propio Atamanxa
(= at - aman.kad, «he aquí el capitán))) y Adamancasis (por agd
14 LAOUSTS: m s citado p. 240 sobre amgar ((jefe de tribu)) y amma r
«jefe de clan», ineflas pl. de aneflus ((asamblea de notables» y Ait Rebbüin
((cuarenta jefes)) o «consejo de 10s cuarenta».
15 ESPINOSAe:d ici6n Cioranescu 1952, 1, 8, 41-42.
j6 VIAM: edición Cioranescu canto 1, p. 38-39.
12 JUAN ALVAREZ DELGADO
amhnkad sis, «por aquí el capitán pasó))), tiene fonetismo más
reciente 17.
Estas dos monarquías (Tenerife y Palma) se subdividieron du-rante
el siglo xv, respectivamente, en nueve y doce reinos. Pero
en ninguna de las dos islas se habla de institución análoga al
Sábor, salvo esas alejadas alusiones del P. Espinosa. Porque en
ambas islas toda la gobernación está vinculada a los reyes o ca-pitanes,
con sus jefes militares o guerreros.
Igualmente en ninguna de las dos islas aparece claro un
sacerdocio, atribución del Sábor y Fáyak grancanarios ; aunque
se registraron ritos como el de Idafe en La Palma, y el del «Ba-ladero))
o rito de la. lluvia en Tenerife. Ambos sin presencia
sacerdotal destacada, aunqUe en el rito análogo herreño del Aran-faióo
= «ei que Iieva ernburujado ei cerdo» szigrado, lo tiida Abréu
de «santo», quizá sacerdote u oficiante 18.
Es curioso notar que, en esta isla del Hierro, Gaspar Fruc-tuosolg
agrega que en cierto sacrificio, sorprendido por Juan
Maehín a su llegada, actuaban como principales oficiants el rey
de la isla, Osinisa (= ussan-izzan, «el que guarda justicia))), y
su hija.
Todo esto parece indicar que la institución monárquica esta-ba
establecida muchos siglos antes en estas cuatro islas que en
la de Gran Canaria; como ocurrió en ésta, según vimos, habían
eliminado a favor de la realeza toda clase de privilegios legisla-tivos
y las instituciones populares más o menos democráticas,
como el Sábor, asumiéndolas como derechos de la soberanía po-lítica
de los reyes.
Algo distinto cabe pensar de Lanzarote y Fuerteventura, pues
17 Ver J. ALVAREZD ELGADOIn: scripciones Libicas de Canarias n.O 251
(edición La Laguna, 1964); Fouc~um: Dictionaire, edición 1952, p. 1368-1369;
ABREu, 111, 8, 285 y 3, 267, por error escribe el nombre personal Tamanca,
como el topónimo, según hace también con otro nombre personal como
Tanausú por Atanausú, de at - un-aksud: literalmente «he aquí el miedoso»
o el trtemeroson.
1s Para Idafe véase ABRFCT, 111, 4, 270. Para el «Icaladero» o «bailaderon,
ESPINOSAI,,4 , 34. Y para el Aranfaibo herreño, ABRÉU1, , 18, 91.
19 GASPAFRR UCTUOeSdOici:ó n en Fontes Rerum Camriarum, XII; La-guna
1964, p. 64.
38 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
en esta isla, Abréu y Torriania hablan de dos mujeres, Tamo-nante
y Tibiabin, cuyos nombres posiblemente significan: T-ame-nan-
t = Tamonante, «la gobernante)), y T-iwiawi-t = Tibia-bin,
«la recitadora» o «cantante», y que según parece interve-nían
en los asuntos del «gobierno» la una y en (das ceremonias
y ritos)) la otra. Junto a ellas, esos autores hablan de los «du-ques))
o «capitanes» que señoreaban esas dos islas. Y esta refe-rencia
se parece más a la situación de gobierno mixto de reyes,
sacerdotes, árbitros populares y gobernantes guerreros, más pa-recido
al descrito por Azurara para Gran Canaria.
La distinta evoiuci6n de las situaciones primitivas, traídas
por los primeros pobladores de las siete islas a! realizar su po-biamienio
y ei ectabiecimiento de ias Purpurarias por Juba II
de Mauritania, en el último cuarto del siglo 1 a. C., me parece un
hecho innegable.
6. Fonetismo y valoración semúntica de Sábor y Fáyak
Concedo a este particu1,ar estrictamente lingüístico un enor-me
interés, porque los nombres Sdbor (plural), ((asamblea de no-tables))
o dos primates~, y Fáyak (singular), «sacerdote» o «jefe
del Sábor)), carecen de vocaI prerradical, siendo por ello arcaís-mos
lingüísticos en la evolución líbico-guanche-berber, que prue-ban
de camino el arcaísmo de esas instituciones por ellos desig-nadas.
Y lo mismo cabe decir de la s7oz luego estudiada gaire, com-parable
al chelja amgar, pl. imgaren, «jefe cantonal)) y ((capitán
de guerra)).
Otro tanto ocurrió al tinerfeño mencey (por un anterior rnén-chey
y ménzey), derivado del antiguo líbico minkediy, registra-do
en Argelia y Libia, y documentado desde el siglo 1 a. C., que
es prueba del arcaísmo de la monarquía en Tenerife. Mientras
sus paralelos amankad y At-amankad (= Tamanca), «capitán»
o «el que va delantes, del tuareg y del dialecto de La Palma,
ABRÉu, 1, 11, 59-60; TORRIANC. I2, 2, p. 75, y c. 24, p. 81.
Núm. 27 (19811 39
14 JUAN ALVAREZ DELGADO
derivados del mismo verbo enked, «ir delante)), tienen fonetis-mos
más recientes 21.
Esa ausencia de vocal plena prerradical aparece también en
las voces majoreras Fiquen (o Fikem), ((templo» (mal grafiado
Fquen en Torriani), y su diminutivo el topónimo Fiquinico (por
errata, Fiquininco), como en la variante de Abréu Galindo efe-quenes,
todas derivadas del líbico del siglo 11 a. C. fadika o fedik,
({templo)), de la inscripción del templo de Masinisa en TñuggaD.
Estas voces guanches se relacionan con el conocido tema del
origen y evolución de l.as vocales o sílabas prerradicales de los
nombres berberes. Todos reconocen que sólo ciertos nombres
de familia (ma, «madre»; ti, «padre», etc.) y una corta serie de a
nombres llamados verhales (fa& medo J .ceZ-.$TI«,, kixski.ís» ; hettu,
«partición», etc.) carecen siempre de vocal prerradical, conser- O
vando un estadio arcaico de formación, con ausencia de vocal n-- m
prerradical. O
E
Se discute la tesis de Marcy acerca del origen demostrativo E
2
(prefijado por la evolución luego) de esa vocal o sílaba prerradi- E
cal: masculino a-, i-, u- y femenino ta-, ti-, tu-. Y tampoco son 3
unánimes las explicaciones de los berberistas para aclarar el pro- --
blema por otras vías 23. Mas todos convienen que en una fase 0
m
E
primitiva los nombres berberes carecían de vocal prerradical en O
muchos casos. Y que la generalización de esa prerradical es qui- 5
n zá de sólo una decena de siglos, con el propósito de diferenciar E
las formas típicamente nominales de las propiamente verbales. a
n
n
Forma y sentido de Sábor O3
Quizá debiera escribir Zábor (o Záborn) por la ortografía de
la voz en berber, pero la Z es fonema extraño en la articulación
21 Ver mis citadas Inscripciones Libicas, n . O 251. Distintas explicacio-nes
ea W o ~ n :M mumenta IV, 133; ABRÉU, 111, 3 267; F~UCAUL6D. ,1 369.
P Inscripciones Ljbicas citadas, n . O 202; ABRÉU, 1, 10, 56; TORRIANI,
p. 73 y mapa p. 46-47 y dibujo p. 72-73.
u GEORGEMS ARCYE: ssai d'une théorie générale de la morphologie ber-bere
apud Hespéris, 1931; ANDRÉ BASSET: La Langue ÓerOere, Londres,
1952, p. 26; BASSET-PICARGDr:a mmaire Kabylie, nP 39 a 42; KARL G. PRASSE:
Manuel de Grammaire Tmaregue, Copenhague, 1974, tomo IV-V, p. 11-33.
40 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
usual de Canarias; nuestros textos escriben Sabor, sin fijar su
acentuación, y la nasal plirral de Záborn es gramaticalmente in-segura
y fácilmente ha caído en otros guanchisrnos del habla de
Canarias.
Sábor (originalmente *mzcMuur) es el plural guanche no do-cumentado,
por alternaricia dialectal de amzhwar o azhwar no
documentados o de amxuar, documentado en berber y muy co-nocido
con los valores de ((primate)), «notable», c( jefe de clan)),
y vinculado al verbo zur, zuer, mar, mar, xwur y zeggur, con los
sentidos de «ir delante)), ((ser primero)), «ser superior?) y «ser
más antiguo)) Con esas formas se relacionan también otras pa-recidas
y de igual origen, como amezuar, variante de amxuar, y
arnzuaru, amezuaru y amexgaru, plurales imexuaren e imemu-ra,
preferentemente conocidas en berlser como numeral ordmai:
«primero».
La vocal plena en la daba inicial de Sábor no obliga a supo-ner
que el nombre guanche correspondiente no fuese amzuar,
sino algo así como azáwar o amxáwar, nunca documentados. Por-que
las mismas diferencias entre Sabor y amxuar (eiiminación
de m y vocal plena tras la primera radical) tiene en el guanche
de Gran Canaria y Tenerife el nombre divino Acoran, dios^
o «el grande)), derivado de *ámqorhn, del verbo imgar, imgw,
meqqor, megger, ((ser grande)), que en varios dialectos berberes
tiene el vocalismo amoqran y amegran, y en tuareg, amekkarZ5
En todo caso, el plural primitivo era sin duda *mzáwur o *mxá-wurn,
forma de alternancia vocal dialectal conocida en berber
para el numeral ((primero)) antes citado.
Resta una advertencia para la significación. Sábor vale ini-cialmente
dos notables» o &S primakm, y luego ({el cüii~ejü
de los notables)) o primates. Caso similar al ofrecido por el dia-lecto
del Sus o chelja, que conociendo la voz en singular aneflus,
ajefe de fracción)) o «notable». valores análogos a los de amgar
y amzuar, allí mismo citados, Laoust consigna que su plural
24 FOUCAULD: Dictimire, p. 1511, 1518, 1982; DESTAING: Beni-Snous,
p. 289; LAOUST: Siwa, p. 245 y 283; NEHLIL: DiaZecte du Gat, 1909, p. 193.
u DESTAING: Tachelhit, p. 145; Beni Snous, p. 156; FOUCACLD, p. 1235 y
1237; LAOUST: Mwocain, n P 220; HUYGHEK:a bilio ed. 1901, p. 47.
Núm. 27 (1981) 41
16 JUAN ALVAREZ DELGADO
ineflas designa expresamente «la asamblea de notables de la
tribu» =.
Y termino añadiendo una nota de Laoust que me parece
sugestiva, tomada a su estudio del Siwa, donde indica que ame-zuar
además de «primero» sirve allí para designar a «un indi-viduo
de baraka (= hombre de buena estrella), especialmente
encargado de inaugurar ciertos trabajos colectivos)). Idea única
que he hallado en la documentación berber que apoye el matiz
religioso entre las funciones del Sábor, que por señalado en esa
área marginal. del berber es indicio de arcaísmo, conforme a la
función primordial del Fáyak ((sacerdote)) y «jefe» del Sábor.
El sentido primario de esta voz es «sacerdote», según atesti-
@an Abréu, Torriani, Eernáldez y las Crónicas de Canaria, Ma-tritense
y Lagunense; aunque aquellos faicanes no fuesen mon-jes,
ni adivinos o profetas, como soñó el bueno de Marín y
Cubas
La forma más vulgarizada faycán o faicán es realmente el
plural de Fayak (también escrito Faya), de un primario fáSak,
mal grafiado originariamente faysagh, fayxagh, faycagh y faysagh
y por errata faycag, garantía cierta de mi grafía más original
~ á i a kv,u lgar Faya. La curiosa variante fagxames de la Crónica
de Bernáldez parece simple error de copia por faycanes.
No cabe pensar en un singular faycán o faicán, plural faica-nen
en guanche y faicanes en español. Forma posible, pero des-cartada
radicalmente por el testimonio de Faya singular, con va-lor
de «virrey», «viseñor», «hombre poderoso)), en el testimonio
de los mejores conocedores del hab,la indígena de Gran Canaria,
testigos de la Información Trejo-Calvajal 29.
Esto obliga a establecer singular Fáyak = usuaI Faya (con
26 LAOUSTS: OUS,p . 243 y 289.
27 LAOUSTS: iwa, p. 283.
28 WOLFEL: Monumenta, IV, 124 y 139; ABRÉu, 1, 27, 128, y 11, 2, 149;
TORRIANCI., 29, p. 95, y C. 32, p. 103; MARÍNc, itado por Chil, 1, 525.
~9 CHIL NARANJO11, 1, p. 217, 228, 229 y 231.
42 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
caída normal en español de consonante final impropia) y plural
~a&xhn o ~aGcán.
El. empleo en nuestros textos de este faycán o faicán como
singular obedece a confusión, por nuestros poco enterados his-toriadores
antiguos, con la voz antes señalada faycúgh o faycág,
que leyeron como aguda y la emplearon con la mala articulación
grancanaria de consonante final 30. Basta recordar la confusión
en Torriani y Abréu, que escriben Acof por a p f y Axofa en el
Hierro, y la pronunciación vulgar grancanaria de Galda' por Gál-
,dar y de La' Palma' por Las Palmas 31.
Etimología.-Lo mismo que en español y latín, las voces sacer-dote,
santuario y santo, también la voz indígena grancanaria Fá-yak
se relaciona con las majoreras efequen y Fíquén (quizá pri-mero
fikem) y su diminutivo hispánico Fiquinico, documentado
con errata Fiquininco, como dije hace tiempo al compararlas con
la del Templo de Masinisa, en Thugga: f. S. le., que vocalicé fá-
SikG «templo» 32. Lo que no me parece hoy tan probable es la
vinculación de esta voz con fukket, «purificar», pues no hay prue-bas
de que ese verbo tuareg derive de fusket, con asimilación de
su doble radical interna. Tampoco hallo otra explicación en la
recientemente impresa gramática tuareg de Karl. G. Prasse, que
también duda, como Marcy, del origen latino de la voz tuareg
.tafaska, «sacrificio», «pascua», sostenido por Foucauld, Laoust
y Schuchardt ".
Torriani y Abréu Galindo 34 recogen y discuten estas dos le-yes:
a) la de que cada mujer indígena grancanaria casaba con
3 ABRÉU, p. 140 y 150 tres veces; TORRIANpI. , 95, 103 y 105.
31 ABRÉu, 1, 17, 85; TORRIANI, C. 62, p. 210.
32 Ver mis Inscripcbnes Libicas citadas neo 202.
33 PF~ASSMEa:n ual citado IV-V, p. 354.
3 TORRIANC.I ,3 6, p. 112, y C. 37, p. 115; A B ~ u 1, 1 , 3,153 y 6,169.
Núm. n (1.9811 43
18 JUAN ALVAREZ DELGADO
cinco maridos, y b) el ((estatuto de matar las niñas)) recién naci-das,
salvo la primera nacida en cada familia o matrimonio.
La segunda de estas leyes Za aceptan y formulan con al.gunas
diferencias Torriani, Abréu y Viera, y niega su veracidad Chil
Naranjo 35. La primera noticia, que aquellos escritores toman a
los «Coloquios matrimoniales)), de Pedro Luján, la rechazan am-bas
fuentes y Chil Karanjo, por análogas consideraciones genéri-cas
de celos, instinto natural y costumbres indígenas
La coincidencia de ambas noticias en Torriani y Abréu su-giere
la idea de que ambas figuraban en la obra del doctor Troya
(1535-1560), como otras que ya consignó Cioranescu en el prólo-go
a su edición de Torriani (págs. XIII-XIV).
Orden de los hechos: Abréu y Torriani colocan en sus histo-rias
primero (da poliandria de las mujeres grancanariasn, noticia
de Luján. Y en capítulo posterior el ((estatuto de matar las ni-iías)),
seguido de su derogación por una «epidemia» genera1 pro-ducida
por ((castigo de Dios)) a esta ley de infanticidio.
Pero el orden histórico de los hechos, como se probará luego,
fue al. revés.
Primero se dictó el ((estatuto de matar las niñas)), que consi-deró
vigente entre 1405 y 1450, aproximadamente.
Siguió a la derogación de aquella ley de poliandria legal
de las mujeres hasta con cinco maridos, para suplir la falta de
mujeres casaderas, provocada con la ley de infanticidio, que pudo
estar vigente de 1450 a 1470, aproximadamente.
Y luego, como consecuencia de esta promiscuidad sexual, de-terminante
de contagios venéreos, se produjo la epidemia o peste
que. entre otros, llevó a1 sepulcro al guanarteme de Telde Ben-tagoyhe,
según testimonio de Abréu Galindo, hacia el año 1476.
Un detalle: Abréu dice (p. 169) que la población de la isla mer-mó
a consecuencia de la epidemia, según él, «dos tercios)). Pero
Torriani (p. 116) asegura que esa merma fue de ((tres cuartos)).
Probaré luego que la merma de la población de la isla entre 1404
y 1450 fue de la mitad y un poco más a consecuencia del «esta-tuto
de infanticidio)), a lo que habrá que agregar posteriormente
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
la merma causada por la epidemia y por la guerra con Diego de
Herrera entre 1460-1470.
Leyes del Sábor: Afirmé en el epígrafe que ambas leyes fue-ron
dictadas y derogadas por el Sábor. Ello consta de manera ex-presa
para el ((estatuto de matar las niñas)) por el testimonio de
Abréu j6: ((entrando en consulta y congregación, que llamaban
Sábor, acordaron y hicieron un estatuto ... este estatuto y orde-nanza
duró pocos años)). Y Torriani agrega expresamente que
((fueron obligados a revocar su ley».
Es natural., por otra parte, que el propio organismo que dictó
cualquiera de esas leyes fuera el obligado a derogarlas en su caso.
Pero, además, hemos visto que pertenecían al Sábor, según el es-tudiado
testimonio de Azurara, la legislación, el derecho y el ma-trimonio:
razón de atribuirle también el establecimiento y la de-rogación
del régimen grancanario de poliandria.
Ahora vamos a estudiar cada uno de los tres problemas apun-tados
en este tratado : infanticidio. poliandria y epidemia.
Pertenece a Abréu Galindo 37 la expresión arriba consignada
para designar esa extraña ley dictada por el Sábor de Gran Ca-naria,
y luego derogada, que disponía el infanticidio o ((muerte
inmediata de todas las niñas recién nacidas, después de la pri-mera
hembra que hubiese nacido en cada familia)) o matrimonio.
La noticia no está tan clara en el texto de Torriani, que, se-gún
él, afectaba a todos los niños (varones y hembras) nacidos
A n o n i ~ L n Anl nvi; -AV- n-vtfin ucayuco ucl rl ~ I I L ' V L pul LUM. ITILnLtGnI l i nIJlIi fGiLfU oLnIViIiIí n nGvI iLv VAInIo~oC Lny, oar&in riirln o 1 ri LLIUU a r u
de Viera y Clavijo, que recuerda la solución de! Faraón en época
de Moisés, cuando su fuente Abréu habla sólo de niñas. Marin
y Cubas y la Crónica de Escudero siguen a Abréu; pero yerran
al pensar que la niña dejada viva tenía que ser la primogénita
de! m a t ~ i ~ mjsi. o
3 ABREU, 11, 6, 169; TORRIANI, C. 37, p. 116.
37 ABRÉU, 11, 6, 165 y 169.
38 TORRIANIC, . 37, p. 115; VIERAY CLAVIJON: o t i c i a s 11, 16; MARÍNa pud
Chil, 1, 469; ESCUDEeRd.O D, arias Padrón, 1936, p. 86.
Núm. 27 (1981) 45
20 JUAN ALVAREZ DELGADO
Mas no podemos saber si la ley permitía subsistir a una se-gunda
niña si la anterior había fallecido antes de su nacimiento,
lo que es probable.
Una discrepancia.-Conviene subrayarla, porque en la prueba
histórica damos una cifra diferente, pero intermedia, y así pro-bamos
los descuidos frecuentes de nuestras fuentes. Abréu dice
que la epidemia que siguió al estatuto redujo en «dos tercios)) la
población de Gran Canaria, mientras Torriani dice que la merma
fue de «tres cuartos)) y Viera y Clavijo, que maneja el texto de
Abréu, dice expresamente «murió casi la tercera parte de la na-ción)).
Ya dije que la merma producida por el estatuto sólo fue
algo superior a la mitad, sobre datos documentales bastante se-guros,
luego detallados.
Motivo de la ley.-Su motivación fue económica, según ex-presiones
literarias de Abréu y Torriani, seguramente tomadas a
su fuente común, el doctor Troya: «porque había en la isla mucha
población de gente, los mantenimientos faltaban, no cogían fru-tos
bastante para su sustento, y por no vivir en estrechura, por-que
no bastaban las cosechas para su manutención)). Y Torria-ni39
captó bien la fuerza de la motivación económica de esa ley,
al aducir ejemplos heroicos históricos, no citados por Abréu, to-mados
a la antigüedad y a la historia de Canarias, para justificar
la muerte por análogos móviles a los de: estatuto de infantici-dio,
como el suicidio de los indígenas por derriscamiento.
Veracidad de la noticia.-Se admite mayoritariamente, aun-que
no por unanimidad. La excepción la constituyen Castillo y
Sedeño, que no citan el tema, y con tenacidad muy extraña la
niega el siempre ponderado Chil Naranjo, por razones en ver-dad
poco sólidas y muy genéricasM.
Duración y vigencia de la ley.-Abréu y Torriani también
discrepan sobre el tiempo total. que estuvo en vigor el ((estatuto
de matar las niñas)). Dice Abréu que «duró pocos años)), pero
Torriani afirma que «se había observado por largo tiempo» 41. Y
la razón está de parte de Torriani, porque si el estatuto hubiese
39 TORRIANC.I , 37, p. 115-116.
40 CHIL, 1, 468-471.
41 ABRÉu, 11, 6, 169; TORRIANC.I , 37, p. 116.
46 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
estado vigente pocos años: quince, por ejemplo, apenas se nota-rían
sus efectos en el número de mujeres casaderas, ya que los
matrimonios fecundos llegan a los cincuenta años de edad, y la
eficacia de la ley para mermar el número de mujeres casaderas
tiene que llegar a más de veinte años de vigencia, para notarse
falta de mujeres casaderas por efecto del estatuto.
Como por datos del Canarien y de Azurara, veremos que
población de Gran Canaria se redujo entre 1405 y 1450 a la mi-tad;
es preciso admitir que la ley se dictó alrededor de 1405 y
hubo de derogarse hacia 1450, casi medio siglo después, para
explicar el dato histórico, que ,coincide con las noticias sobre el
((estatuto de matar las niñas)) y sobre la merma de población co-nocida
de los autores que transmitieron la noticia del. despobla-miento
de Gran Canaria.
A esto se une que la ley de infanticidio de la isla de la Palma,
que conocemos por Diogo Gomes, coincide con una noticia del
Canarien y otra noticia de Azurara, que explican también la
merma de población coincidente con el infanticidio.
Pruebas para la isla de Gran Canaria
Entre los años 1405 y 1450 se produce en la isla de Gran Ca-naria
una merma de la mitad o más de la población de esa isla,
consecuencia lógica, a mi ver, de la merma de nacimientos, al
permitir que viviese sólo una de las hembras nacidas en cada fa-milia,
porque a los dieciocho o veinte años faltarían tantos ma-trimonios
fecundos y tantos hijos nacidos como niñas habían
sido víctimas del infanticidio. Esta es la razón por la que «esta
ley vigente pocos años», al decir de Abréu, no hubiera producido
consecuencias prácticas.
El C ~ n a r i e nse~ñ~al a en 1403-1405 como población de Gran
Canaria 10.000 combatientes o guerreros, cifra compuesta de 6.000
hidalgos más los de otra condición («plebeyos»), que serían los
4.000 restantes. Hay que añadir a esa cifra de «guerreros» (varo-nes),
que tendrían de diecisiete a cincuenta años, una cifra simi-
42 Canarien, edici6n FONTERSE RU~CLAI NARIARLa~ñMos, 1960-65, 111 p. 75,
121, 131, las varias referencias estudiadas aquí.
Núm. n 11981) 4T
22 JUAN ALVAREZ DELGADO
lar de mujeres (otras 10.000 de ambas condiciones), porque es
una fantasía de Abréu 43 pensar que en Gran Canaria hubiese en
algún momento diez mujeres para cada hombre nacido en ella.
A esos 20.000 habitantes de media edad y de ambos sexos hay
que añadir la mitad de 10.000 6 5.000 hombres y mujeres, niños
y ancianos, inhábiles para la guerra. En total, la población insu-lar
sería en 1405 de unos 25.000 habitantes.
Advierte el Canarien que esa cifra era igual que la dada a la
isla en el Testamento de los Trece Hermanos, en 1393. Y que la
cifra era discutida como exagerada por Gadifer, que decía no ha-ber
visto nunca juntos más de 700 u 800 hombres. Mas Gadifer
sólo estuvo en dos de íos cantones de la isla: Telde y Arguine-guín,
sin desembarcar en los otros diez cantones, lo que desvir-rúa
su esiimacih.
En el año 1450, AzuraraM asigna a Gran Canaria, !a isla de
nuestro archipiélago que mejor conoce, una pobiación de 5.000
guerreros, exactamente la mitad de la cifra del CanarZen medio
siglo antes. Pero si admitimos en ese medio siglo la vigencia del
estatuto de matar las niñas, da una poblacion muy inferior a la
mitad del Canarien. Pues a los 5.000 guerreros no podemos aña-dir
sino menos de 2.000 mujeres de la misma edad, pues en cada
familia podían quedar vivos dos o tres varones, pero una sola
hembra, y menos de 1.300 niños y ancianos por la misma razón.
En total, la población de Canaria en 1451 sería de unos 8.000 a
13.000 habitantes como máximo. Y esa misma cifra, «ocho a nue-ve
mil habitantes», señala Cadamosto" hacia 1435-1460, quien
asigna 2 la de Tenerife en la misma fecha de 14.000 a 15.000 y
muy poca gente a la isla de La Palma, donde aún subsistía el
infanticidio.
Advertencia necesaria.-Paréceme oportuno salir aquí al paso
de una objeción posibIe a mis precedentes cálcu!os, en base a no-ticias
de otros escritores con cifras más altas, publicadas hace
poco y también ya hace muchos años.
~ i &stos proceden de fumtes bien contrastadas e indepen-
43 ABRÉU, 11, 3, 154.
AZURARA, ed. Serra, p. 63 y 65.
45 CADAMOSTOe,d . Ramusio, p. 179.
48 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAA~TICOS
INSTITUCIONES POL~TICAS INDÍGENAS 23
dientes entre sí, como el Canarien, Azurara, Cadamosto, Diogo
Gomes y Abréu Galindo, y sometidas a una crítica textual sen-sata.
Considero que hay que huir de las exageraciones, fantasías y
falacias ponderativas, frecuentes en algunas fuentes, en ocasio-nes
muy autorizadas o elogiadas. Bastará como ejemplo algunos
dalos de la obra de Torriani, tan elogiada &. Véanse estas tres no-ticias
de la población de Gran Canaria: a) La isla de Canaria te-nía
60.000 almas, noticia que por otro camino halló Chil Naran-
5 0 ~ ~b.) LOSc anarios vivieron sin conocer enfermedad hasta 120
y 140 años ( i ?l. cj Los canarios fabricaron poblacionss, como
Telde, de 14.000 hogares.
Subrayo a propósito de esta última noticia que si Telde te-nía
i4.íXu hogares, sin co~iiai.1 0s deiiiás püMados <e d y ~ d&S -
'crito o cantón, a un promedio de cuatro personas por hogar o
familia, alcanzaría unos 56.000 habitantes. P como su primera
noticia da 60.000 habitantes a la isla, en alguno de los once can-tones
restantes no viviría nadie.
El ya citado Ciil Naranju, zumo Cioranescü, en nota a la e$-
ción de Torriani (p. 88), tratan de explicar esa cifra sobre los
datos de Abréu Galindo, aunque Torriani había aumentado ya
las cifras de Abréu (10.000 en Telde y 4.000 en Gáldar) a 18.000
(14.000 en Telde y 4.000 en Gáldar). Pero Abréu mismo había
hecho otro tanto con las del Canarien, sumando 10.000 para Tel-de
con los 6.000 hidalgos y los plebeyos (4.000), y asignando esta
última cifra, no citada por el Canarim, también a Gáldar. Con
lo cual hay dos errores acumulados en T ~ r r i a n i ~Y ~h.a y que
añadir un tercero más para ambos escritores, que dan esas cifras
p~hlaciSli. &riiadus de! Cmn_rien p2ra 1.- épnc-. de Gadifer y
para toda la isla, a !os reinos de Egonaiga y Bentagoyhe. en 1460,
cuando ya la isla de Gran Canaria tenía sólo la mitad de la po-blación
asignada a 1405 49.
Además de la crítica textual hecha a este problema, la eco-
6 TORRIAXI, C. 28, p. 88; c. 30, p. 98; C. 31, p. 99; C. 48, p. 169.
47 CHIL, 1, 468.
48 TORRIANIC, . 30, p. 97.
49 ABREU, 11, 7, 172.
Núm. 27 (19811
A
24 JUAN ALVAREZ DELGADO
nomía pastoril de los guanches grancanarios no permitía altas
cifras de población, y ya fue éste el motivo de instaurar la ley
de infanticidio.
El infanticidio en la isla de Ea Palma
Parece importante señalar que también en La Palma rigió
largo tiempo una norma de infanticidio, con igual. motivación
económica, que produjo una merma de población parecida a la
de Gran Canaria. Su regla no es exactamente igual, porque en
La Palma mataban a los niños varones o hembras, sin distin-ción.
a
La consigna así Diogo Gomes N: ~caicuiaban entre sí cuán-tos
se pueden alimentar en toda la isla, y no consienten que ni O
n
sus hijos vivan si pasan de aquel número. Y si nacen más hijos - m
O de los que corresponden a su número, el padre y la madre to- E
E
man al. hijo, y ponen su cabeza sobre una piedra.. . rompiéndose- S
E
la, y así los matan.. . lo que es una gran crueldad.. . Y lo mismo
hacen cuando algún cristiano arriba a la isla, si excede del nú- 3
mero en aquel momento ; si no, lo dejan vivir. ..» O-Probablemente
ese cálculo^ de cuántos podían vivir lo ha- m
E
rían sobre el número de personas por familia, pues de otro modo O
parece difícil llevar cuenta detallada de la población total de la n
isla, y en el caso de forasteros arribados, quién debía decidir y E
a
ejecutar la muerte.
Factor económico.-Es posible que la escasez de alimentos n
n
entre 1405 y 1450 la provocase una epidemia del ganado o la 3 muerte de muchas reses, por erupciones como la de Tacande O
(1444), aludida por el. episodio de Guillén Feraza, luego citado,
y otra anterior. Y además hay que tener en cuenta que sólo se
alimentaban de carne, leche, frutas y hierbas, no de harina, mie-ses
ni pescado, como consignan el Canarien y Azurara s'. -U- na du&..-Ei CanarZen dice que L a Palma si6 K J Up~d h -
da de gente en los años 1403-1404, mientras Azurara y Cada-
9 mogo Gomes de Cintra, estudio de B. BONNEeTn {(Revistad e Histo-ria
», no 51-52, 1940, pp. 99-100.
9 Canarien, 111, 77 y 127; AZURARAp, . 67.
50 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
mosto, en 1451-1460, dicen que esa isla tiene «muy poca gente)),
Es preciso suponer que el infanticidio palmero tuvo que estable-cerse
mucho antes de esta última fecha, para que provocara la
merma de población de la isla, que acusan tales testimonioss2.
Pero ni Cadamosto ni Azurara, contemporáneos de Diogo, dicen
nada del. infanticidio en La Palma, mientras la redaccibn del tex-to
de Diogo Gomes es posterior a aquellos dos escritores. ¿Cómo
supo Diogo Gomes esa singular noticia, cuando nada dice de otras
muchas de La Palma, conocidas de Azurara, Abrh y otros? No
he podido resolver este enigma, pero ello no permite dudar del
testimonio de Diago sobre el infanticidio palmero. A éste debe-mos
unirlo con las noticias del Sábor grancanario, sólo conoci-das
de Azurara, o la de la poliandria de Lanzarote, sólo registra-da
en el. Canarien, o la poliandria de Gran Canaria, s61o conoci-da
en 1550 por Luján, pero ignorada de todas las otras fuentes
de Gran Canaria hasta entonces.
Conclusión.-De todo lo dicho parece claro que el «estatuto
de matar las niñas)) es un hecho histórico cierto y comprobado
en Gran Canaria, que rigió durante los años 1405 a 1431, dicta-do
por motivos económicos en razón de un aumento excesivo de
la población insular y coincidente en el tiempo con práctica
análoga en la isla de La Palma. No se trata de una práctica
usual de los indígenas guanches, sino de una norma eventual y
circunstancial sólo en estas dos islas y por razones de supervi-vencia
económica.
APENDICE. Población de la ida de La Palma
Aunque es un tema accidental para el presente estadio ge-neral,
se trata de un aspecto socio-politico, que roza con otros
puntos no abordados hasta ahora a mi noticia por ningún trata-dista.
Y conviene rescogerlo aquí para reforzar las conclusiones
averiguadas para Gran Canaria.
El Canarien dice que La Palma ({estaba muy poblada)) en
1404; pero Azurara y Cadamosto, en 1451-1460, dicen que tenia
52 Canarien, 111, 77 a 79 y 127; CADAMOSTciOt ado, p. 179.
26 JUAN ALVAREZ DELGADO
{(pocos habitantes)) 53 Y mientras sólo señala Azurara una cifra
insignificante de pobladores: «500 hombres)), Cadamosto y el
Canarien, como Torriani y Abréu, no dan cifra alguna de pobla-dores
de La Palma. Cinco puntos nos van a permitir los datos
seguros.
A. La discrepancia entre el Canamen (1404) y Cadamosto y
Azurara (1431) debe explicarse como consecuencia de la prácti-ca
del infanticidio, por los motivos económicos expuestos y en
consonancia con lo ocurrido en Gran Canaria.
Sólo este factor es aceptable, por no haber noticias de que La
Palma hubiese sido abordada por piratería o acciones de con-quista,
como dice el Canarien, y de las que sólo conocemos las
indicadas por Azurara mismo y por el episodio de Guillén Pe-raza
en 1445, recog?do por Abréu 54.
R. La cifra de ((500 hombres)) (iguerreros o moradores?) de
La Palma, según Azurara, es evidentemente errónea. Ya Serra
Ráfols advierte en nota que el manuscrito ofrece una cifra dudo-sa
(.V.), que en lugar de ((cinco,) deberá leerse Vc = 500. Luego
Azurara da en palabras la población «y serán sus moradores qui-nientos
hombres)), afiadiendo ((10 que es gran maravilla, que sien-do
tan pocos y desde el comienzo del mundo nunca fuesen con-quistados)).
Es posible (en el sistema gráfico anárquico de Azurara) que
en el primer pasaje (p. 63) Azurara leyera en su fuente (Affonso
Cerveira) por error, sólo «500 hombres)), cuando e! original ten-dría
escrito «mil Vc homeems)) (= mil quinientos hombres). Por-que
el propio Azurara, en la parte transcrita por Serra Ráfols,
escribe en una fecha (p. 65) «mil IIIJc» (= mil. cuatrocientos), y
en otra (p. 68) canno de IIIJ)) [= año de (mil) cuatrocientos].
C. Azurara asigna de población a la isla del Hierro {(doce
hombres)), errata por «mil docientos)), escrito sin duda en el ori-ginal
de Cerveira XIIc homeems. Y a la isla de La Gomera asig-na
«setecientos hombres de pelean, escrito VIJ" homeems de pe-lela,
10 que supone una poblad& & ?.VVO habitantes. 'ET z! Hie-rro
sólo supone un tercio de la extensión de La Palma, y la Go-
53 Canarien, 111, 121; AZURAEZpAp, . 59 y 61.
54 AmÉu, 1, 22, 107 y 111, 6, 278.
52 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
mera tiene casi dos tercios de ella. Por lo que La Palma normal-mente
debería contar con Únos 3.000 ó 4.000 habitantes.
D. Un cuarto detalle reafirma nuestro aserto. La isla de La
Palma, al ser conquistada por Lugo en 1493, estaba dividida en
12 cantones o distritos, regidos por sus capitanes, que, segíín in-dica
Abréu, eran entre sí primos hermanos o primos segundos,
en un solo caso tío y sobrino: Atanausú y Ato,gmatoma s.
Antes, hacia 1450, la isla estaba dividida en ({cuatro reinos)),
según Frutuoso, apoyado por Azurara, que dice de La Palma «te-nían
algunos que llaman Reyes» ".
Esto obliga a pensar cpe en la época de Gadifer La Palma es-taba
gobernada por un solo rey (como ocurría con Tenerife. Go-mera
y Gran Canaria), que luego se dividió (en primero o se-gundo
grado) en sus cuatro. hijos to nietos?, de que hablan Azu-rara
y Frutuoso; hasta llegar a los doce primos o sobrinos, pa-rientes
en tercero o cuarto grado, que fueron sometidos por Alon-so
de Lugo.
Pero en todo caso !os ({quinientos hombres)) son muy pocos
para constituir la población de cuatro reinos o de doce can-t
ones.
Coi~ciusión: Las cifras arriba apuntadas de «mil quinientos
hombres de guerra)) en La Palma y tres ?ni1 a tres mil ochocien-tos
imbitantes de población total, para el año 1451, son razona-bles
y totalmente ajustadas a los cálculos normales de nuestras
fuentes: Azurara y Cadamosto. Obsérvese que la suma de Ias
poblaciones señaladas para La Gomera (1.800) y el Hierro (1.200)
suman exactamente 3.000 habitantes para La Palma, que tiene
casi la misma extensión territorial que las otras dos islas.
si comparaxou c e l~a i uld de Tenerife, seoúii Ca&iiiosio y
Azurara: Tenerife tenía 6.000 combatientes y 15.000 habitantes.
La cuarta parte de ambas cifras son las cantidades asignadas
a la isla de La Palma.
35 ABRÉU, 111, 3,266-268 y 5,273-274.
55 FRUTUOci~taOdo, , p. 29; AZURARp. A6,7 .
28 JUAN ALVAREZ DELGADO
Empleo quí los términos poliandria (unión de una esposa con
varios maridos a la vez) y poliginia (unión de un marido con va-rias
esposas), porque la expresión más usual, poligamia, que com-prende
ambas situaciones, suele usarse preferentemente con el
segundo sentido.
La noticia de Luján.-Tanto Torriani como Abréu Galindo
niegan la veracidad de la poliandria en Gran Canaria, noticia
que toman a los Coloquios matrimoniales, de Pedro de Luján
(1553), a quien Torriani llama por error Diego y cuya obra inti-tula
Abréu Diálogos matrimoniales, como si ambos se hubieran
limitado a copiar la noticia a su fuente común, el doctor Troya.
ri;+'..4 m.. n rirrnn:..?. n..mrr4nmr\n+r. m.-.rrir;r\n; rl;nr\. ,,T ,-.m nono
~ L L C I CL: J w panajcn DUILICLL C a u l c l l L i c . L ul1 L a u l UILC . \\UUD Lalla-rios
se unían con una sola mujer.. ., no como escribió Diego ( i ! )
de Luján ..., que una canaria tomaba cinco maridos.)) Y Abréu
escribe: ((Los canarios no casaban más que con un mujer ... ni
eIla más que con un hombre. Lo cual es contrario de lo que Pe-dro
de Luján dice en sus Diálogos (i!) matrimoniales, que una
mujer casaba con cinco maridos y no con menos.))
Este inciso final de Abréu, que subrayé, y ausente de Torria-ni,
resulta inaceptable. Pues el Canarien, al hablar de análoga
poliandria en Lanzarote, dice: «la mayor parte de las mujeres
tienen tres maridos)), ya que evidentemente algunas tendrían sólo
dos o uno, como es natural. También Espinosa, tratando de la
poliginia en Tenerife, consigna: ((tenían las mujeres que querían
y podian sustentar», cláusula limitativa imprescindible en toda
poligamia
1. La institución matrimonial en las Canarias.
Antes de estudiar las excepcionales poliandrias de Gran Ca-naria
y Lanzarote parece oportuno señalar las situaciones co-rrientes
matrimoniales en estas islas, porque nuestras historias
conocen mai ias instituciones sociales y políticas de ios guan-ches.
57 TORRIANI, C. 36, p. 112; ABRÉU, 11, 3, 153.
58 ESPINOSciAta,d o, 1, 7, 40; Canarien, 111, 141.
54 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
a) Lo corriente en todas las islas era una situación práctica
de monogamia: un marido con una sola mujer. Así lo prueban
las noticias de Abréu y Sedeño sobre los últimos tres Guanar-temes
de Gran Canaria y el citado pasaje de Espinosa ((cuantas
podían sustentar)).
b) Ocasionalmente, y por razones de economía doméstica,
había casos de poligamia: un marido tomaba dos esposas. Esta
práctica, sin referencia concreta en Canarias, es usual entre los
pastores cheljas del sur de Marruecoss, donde además de la
tamgart, «esposa», «señora», «ama», toman a veces una takna,
ccoesposan o «concubina», con frecuencia sugerida al marido por
la primera esposa, al sentirse infecunda ya, o por no poder so-brellevar
los múltiples y agobiantes trabajos de la mujer de un
pastor.
Obsérvese que los guanches eran predominantemente pasto-res,
y la frase citada de Espinosa se refiere a ellos. Por lo que
conviene citar esos trabajos, para comprender la costumbre chel-ja:
tenían que hacer la comida y los servicios de la casa y aten-der
a los hijos, ordeñar dos veces diarias el ganado, a la mañana
y al anochecer; sembrar las mieses en los surcos abiertos por
el marido, y luego recoger las cosechas y las frutas de los árbo-les,
moler los granos, curtir y coser las pieles y acopiar la leña
para el fuego. Y frecuentemente también hacían las ollas y uten-silios
de barro. Tales son las enseñanzas del. costumbrismo ber-ber,
que coinciden en algunas denominaciones con las guanches.
c) Espinosa, además de su cita sobre la economía y el ma-trimonio,
al decir que en el uso de la generación sólo respetaban
a la madre y hermanas, parece referirse a la licitud matrimonial ;
pero quizá también piensa en las uniones extramatrimoniales,
muy frecuentes en la Gomera, al decir de Azurara. Pero la fra-se
de Espinosa y la ley por él señaladam de graves penas por
hablar en despoblado con una mujer indica también la frecuen-cia
de tales relaciones extramatrimoniales y hasta de violaciones.
Ambas cosas eran entre ios guanches totalmente iiegaies y
prohibidas, y por tanto bien distintas de otras normas de rela-
59 LAOUST: SOUS, p. 52.
60 AZURARA, p. 66; ESPINOSA, 11, 2, 52.
Núm. 27 I1981) 55
30 JUAN ALVAREZ DELGADO
ciones intersexuales, como la prelibación y la hospitalidad de
lecho, garantizadas por nuestros textos con seguridad, al menos
para Gomera, Lanzarote y Gran Canaria. Y el P. Espinosa reco-noce
la existencia de lo que llama ((hijos ilegítimos)) (Achicuca),
que realmente son ({hermanos de padre)), y Viana sabe que el
rey Único de Tenerife tuvo un hijo ilegítimo, al que sus herma-nos
dieron el señorío de Punta Hidalgo.
d) Las noticias recogidas en Gran Canaria y Tenerife, a raíz
de sus conquistas, nos muestran reyes con pocos hijos, y ningu-no
acusado de poligamia. La razón es que normalmente eran
monógamos, y frecuentemente casados con parientes muy pró-ximos
: hermanas o primas hermanas. Esto provoca con frecuen-cia
matrimonios con muy pocos hijos, y a veces infecundos. Nó-tese
la noticia de Sedeño sobre Guanarteme el Bueno o Egonai-ga:
una sola hija legítima y 42 hijos extramatrimoniales 61.
2. Cr5tica de la noticia de Luján
A pesar del tesón con que niegan su veracidad Torriani, Abréu
y Chil Naranjo 62, la noticia de Luján ofrece indicios de ser ve-raz.
No como institución permanente de tipo matrimonial entre
los grancanarios, sino como situación pasajera legal en una eta-pa
del siglo m.
Tres suspicacias debemos eliminar desde luego.
Extraña que varios escritores contemporáneos de Luján ates-tigüen
la poliginia en Gran Canaria. Tales, Bernáldez (1510),
Marineo Sículo (1530), Juan de Barros (1552), citado por Fruc-tuoso
; López de Gómara (1555) y Francisco de Thámara (1556) ;
dicen que los canarios indígenas «casaban con muchas mujeres»
o que ({tenían mujer o mujeres, pero se separaban cuando que-rían
y ellas se comunicaban con quien querían)).
Pero hay que observar que entonces, el primero Bernáldez,
está recogiendo las noticias directas de los conquistadores y cau-tivos
recién conquistados, entre los cuales ya no había polian-dria,
sino la situación general antes estudiada.
61 ESPINOS1A, ,8 , 42; S E D ~eOd., D arias, p. 70.
62 CHIL: Estudios, 1, 472.
56 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
Problema difícil es averiguar cómo llegó a Luján la noticia,
si no figuraba en aquel libro de Alonso de Palencia De Las cos-tumbres
y jalsas religiones, por cierto mara~illosas, de Los Cana-rios,
perdido y que estudié hace años ". Pero la noticia, verdadera
o falsa, pudo ser dada oralniente por algún conocedor de ella en
una información perdida, u olvidada. Piense el lector que la no-ticia
de Cadamosto de que los tinerfeños adoraban al sol, luna
y estrellas está tomada, con un error quizá, de la'bula del Papa
Urbano V, escrita un siglo antes de darla el navegante vene-ciano
Una tercera hipótesis improbable es que Luján confundiera
la localizacih insular, trasladando la noticia del Cunurien sobre
la poliandria de Lanzarote a la isla cle Gran Canaria. Contra ella
hay dos objeciones evidentes. En la época de Luján no se había
editado el Canarien, y ni la Carta de 1501 ni la fuente de Abréu
señalada por Ci o r a n e s c ~ti~en~e n tal noticia, ni pudieron llegar
fácilmente a conocimiento de Luján. Además el Canarien dice
que la poiiandria de Lanzarote era con «tres maridos)), mientras
la de Gran Canaria, según Luján, es con «cinco nlarldos)), como
de consuno atestiguan Torriani, Abréu y su fuente Troya.
Argumentos contra la noticia de Luján
No valen para negar la poliandria de Luján ciertos datos de
Abreu. Por ejemplo, razones de ética cristiana o de moralidad
usual, ni por considerarla ofensiva al pueblo indígena, o por
contraria a su rectitud moral en otras situaciones. P esto por
dnc m~tims.
El primero, por tratarse de una situación excepcional, una
norma transitoria para resolver la falta de jóvenes casaderas (cle-terminada
por el estatuto de matar las niñas). y la abundancia
de hombres en igual situación.
El otro, porqiw en Gral Canaria se s.Mmití~ 12 hospíta!idacl
43 Anuario de Estudios Adtlánticos, n? 9, 1963, pp. 74-76.
64 CADA~ S TpO. 1, 79; R ~ T É uE: l Obispado d e Telde, p. 163.
65 Canarien, 1, 490-495; CIORANESCUp,r ólogo a la edición de Abréu,
1960, p. XXXIV.
Núm.. M (19811 5$
32 JUAN ALVAREZ DELGAW)
de lecho y la prelibación de las mozas casaderas, igualmente in-morales
desde el punto de vista de la ética y de la moral cristia-nas.
Por otra parte, esos mismos motivos se oponen a la poligi-nia
registrada por otras fuentes en Tenerife, Gran Canaria y
Gomera.
Tampoco valen a favor o en contra de la noticia de Luján
semejanzas históricas de otros países o épocas, como la vieja
costumbre de las inglesas de casar con seis maridos, noticia de
Julio Celso, citada por Fernández de Oviedo, según Cioranescu &.
Porque hay que probar su n~otivación real.
Argumentos a favor de Luján
N a
Considero de gran fuerza, como luego se explica, la curiosa
anécdota de la madre de Papirio Pretextato, citada por Torriani.
Porque con ella expresa este autor su duda contra la negativa de
su fuente, el Dr. Troya Canario, a aceptar la poliandria de los
grancanarios indígenas, según Pedro de L.uján. Y por justifi-car
con eIla el cambio institucional grancanario tras una etapa
de monogamia.
Ea anécdota.-Como los editores de Torriani no han dado con
ella, voy a recogerla aquí en detalle.
Además de los Papirius Carbo, otra rama de la estirpe, cono-cemos
entre los romanos dos Papirius Cursor, ambos cónsules
de Roma.
Uno, Lucius Papirius Cursor, cinco veces cónsul, la primera
en 326 a. C., dos veces dictador, y el triunfador de los samnitas
el año 321 antes de nuestra Era.
El otro, su hijo Papirius Cursor Praedextatus, cónsul y tam-bién
triunfador de los samnitas en 293 a. C. y de Tarento el
272 a. C. Y a éste corresponde la anécdota famosa a que ahde
Torriani, y que tomo a la letra del ((Diccionario general etimo-lógico))
de Roque Barcia 67.
((PAPIRIO PRETEIZ'TAT0.-Joven romano, célebre por un
acto de prudencia con que se distinguió cuando aún vestía la
6 En nota a la edición de Torriani, p. 112.
67 Edición Seix Barral, Barcelona, 1879, tomo V, p. 55.
58 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
toga praetesta. Habiéndose tratado un día en el Senado una
cuestión importante, que convenía tener secreta, y apremiándo-le
su madre a que se la revelase, le hizo creer que se había tra-tado
de decidir «si era m& ventajoso a la república el conceder
dos mujeres a un marido o dos maridos a una mujer)). La madre
comunicó esta especie a las matronas romanas, las cuales acu-dieron
al día siguiente al Senado pidiendo que se decretase el
matrimonio de una mujer con dos hombres. Los Senadores no
podían comprender el motivo de aquellos gritos, hasta que se
presentó Papirio y dijo que él era inocentemente la causa de
aquel tumulto, con lo cual mereció los elogios del Senado. Este
dispuso que en adelante no se permitiera en sus sesiones la en-trada
de ningún joven, exceptuando a Papirio.))
Glü~i~.-ig;ir>r¿> a quién tomó Torriani la noticia, pero segu-ramente
procede de un anecdotario romano derivado de Tito
Livio y manejado por los eruditos del Renacimiento italiano.
Pero subrayo que la objeción de Torriani a su fuente tiene
gran valor al decir: «Por más que la madre de Papirio Cursor,
eóiis~: r~mzii0, pm-exii - o b u i 10 conirxio.i>
Porque si en un pueblo como el de la República Romana del
siglo 111 a. C., donde se respetaba el matrimonio monogámico,
con predominio político y familiar del varón, fue posible que
matronas de gran prestigio social irrumpiesen en el Senado pi-diendo
a gritos la poliandria, jcómo va a considerarse imposible
que se produzca igual acuerdo entre los guanches de las Cana-rias,
donde había casos de poligamia y se practicaba la hospita-lidad
de lecho y la prelibación de las mozas casaderas?
Esa anédota tiene más fuerza probativa que las genéricas alu-simes
de Ahréu L, 19s celes rr?asvu!iiles, !u rectitzd mera! G !as
costumbres de los animales. Sólo es preciso, para aceptar la no-ticia
de Luján, señalar el. momento histórico, la vigencia de tal
ley y su motivación social o histórica en cada caso.
Justificación de ia noticia.-Estoy firmemente persuadido de
1:, veracidad de 11 noticia de Liiján, aiJqfie nc -s-orn-a-m--n c o--u-nrl"i-car
cómo llegó a saberla, sin que ninguna otra fuente la conozca.
Al estudiar precedentemente (página 19) los efectos del «es-tatuto
de matar las niñas)), vimos que los 10.000 guerreros del
Canarien en 1405 se habían reducido a los 5.000 de Azurara en
Núm. 27 (1981) 59
34 JUAN ALVAREZ DELGADO
1431. Pero tal reducción había afectado mucho más a las muje-res,
pues cada familia podía tener hasta cinco o más hijos va-rones,
mientras sólo conservaba una sola hembra.
Por consiguiente, a los 5.000 guerreros de Azurara sólo pue-den
añadirse mil mujeres o poco más de su misma edad, y sólo
unos dos mil entre varones y hembras niños y ancianos, que ha-cen
las ocho o nueve mil almas que a Gran Canaria asigna Ca-damosto
hacia 1460.
Y esa cifra extraordinaria de cuatro o cinco varones por cada
mujer casadera (que sorprendentemente coincide con los cinco
maridos por cada mujer en la poliandria de Luján) sólo podía
equilibrarse por uno de estos tres medios:
a) Con una repetición del ((rapto de las sabinas)), ocurrido,
según Tito Livio, en ia época primitiva del Estado romano, poca
después de la fundación de Roma. Pero los guanches de Cana-rias
no podían salir de su isla a buscar esposas, por falta de me-dios
y costumbres náuticas.
b) Establecer un tipo especial de poliandria, en que cada
mujer tuviese varios maridos, bien con turno sexual por meses,
como veremos en Lanzarote, bien con uso promiscuo de lecho,
como apunta Azurara para la Gomera.
c) Acceder a un estado de violencia sexual, tan inmoraI
como la poliandria; o preferir la alternativa de vicios nefandos,
como explica la Biblia para Sodoma y Gomorra, igualmente in-moral
e ineficaz para la conservación de la especie.
Vigencia y determinantes del cambio
Los indígenas de Gran Canaria y Lanzarote optaron por el
cambio del régimen matrimonial de monogamia primitiva, ya
indicado, por el estatuto de poliandria que venimos estudiando.
Pero la implantación de éste no tendría justificación por ra-zunes
Ue ur,a guerra 9 de iina epidemia. Pnrqiue 12 epidernia
atacaría por igual a hombres y mujeres; y la guerra elimina
hombres o guerreros, principales actores de ellas, lo que provo-caría
la poliginia.
Hay, pues, que admitir que la poliandria fue determinada
60 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
por falta de mujeres casaderas, producida por uno de estos
factores :
a) El cautiverio de mujeres, para vender a los harenes afri-canos,
como ocurrió en Canarias, o para llevarlas a la servidum-bre
doméstica, o destinarlas al. viejo oficio de la prostitución.
b) La falta de mujeres casaderas por motivos como el ({es-tatuto
de matar las niñas)), antes estudiado, que eliminó una
parte importante de las niñas nacidas en un largo período his-tórico.
Pienso que el primer motivo explica, como luego diré, la no-ticia
del Canarien de que «cada mujer de Lanzarote tenía tres
rn.aridos, que la servían por turno». Y el segundo .m . otivo es el
gp!ic.,uh!e a Graz Car,aria, pues Abr& y Torriani &;jerofi .&
infanticidio y la epidemia mermaron la población de la isla a
un tercio o a un cuarto.
Y no puede pensarse, como apuntaron Torriani y Abréu, que
esa merma la produjo la epidemia só!o, porque hemos hallado -.-,. -A--- ulia LLPZLM~ de la mitad de 10s guerreros en i451, y la epidemia,
según Abréu, tuvo lugar en época cercana a la muerte de Ben-tagoyhe
(1476) 68.
Nota.-El doctor Chil NaranjoB tuvo razón al disentir de
Abréu Galindo por su opinión de que en Gran Canaria había
diez y más mujeres por cada hombre, razón que escribe para
desechar la noticia de Luján, y que aceptan también Marín y
Cubas y otros. De ser cierta tal. noticia galindiana, no se hubiera
establecido jamás la poliandria de cada mujer con cinco maridos,
sino se habría legalizado la más amplia de las poliginias: un
marido con diez mujeres.
Resueltos los distintos aspectos de la poliandria grancanaria,
parece conveniente estudiar someramente la de Lanzarote, que
hacemos seguidamente, pues se distinguen en dos reglas preci-sas,
no conocidas en Gran Canaria, y ésta tiene lugar en una
epoca muy posterior. Pues la poliandria de Gran Canaria hubo
de tener vigencia entre los anos 1451, o poco antes, en que Azu-
Núm. m (1981) 61
rara documenta la merma de población que la causó, y los años
de la guerra de los Reyes Católicos, que inician la conquista de
Gran Canaria en 1478.
La poliandria en la isla de Lanzarote
Figura entre las siguientes noticias del Canarien Gadifer M:
(Lanzarote) «estaba muy poblado de gentes, pero los españoles,
los aragoneses y otros corsarios del. mar los han cogido varias
veces y llevado en cautiverio, hasta que quedaron pocas gentes.
Porque cuando llegamos nosotros (año 1402) sólo había unas 300.
personas, que hemos cogido con mucho trabajo y mucho esfuer-zo
y los hemos bautizado)) (pp. 138-139).
«Las mujeres son bellas y honestamente vestidas.. . La ma-yor
parte de ellas tienen tres maridos, y las sirven por meses;
el que debe tenerla después la sirve todo el mes que el otro
la tiene, y siempre hacen así, cada uno a su turno. Las mujeres
crían muchos hijos ..., no tienen leche en sus tetas ... y amaman-tan
a sus niños por la boca, por lo que tienen comúnmente el
bezo inferior más largo que el. superior.. .N (pp. 140-141).
La cita es larga, pero recoge varios datos precisados de co-mentario.
Motivación de Ia po1iandria.-Ya se ha consignado la contra-dicción
del Canarien de que Lanzarote estaba muy poblado, pero-sus
habitantes habían sido diezmados por los piratas: andalu-ces,
aragoneses, etc.
Con lo que la causa de la poliandria fue determinada por
esa despoblación de la isla, como en Gran Canaria. Y otra des-población
de Lanzarote y por iguales acciones piráticas señala
Torriani, entre la época de Azurara, según el cual la isla de Lan-zarote
tiene en 1451 seis mil habitantes, y según Torriani, en
1590 <no hay en Lanzarote más de mil almas)), que explica por
los asaltos de Calafat, Dogalí y Amurat en unos dieciséis añosn-
-70. XCna narim, 111, 138-141. mi E í ~ y ; G~e ~&(eí^i~i&f io, 1957, m. 49 a-'L 2- a.-., A4,.4A-bLQIC
UG 1% =A-bAVii
de 1392-1393, con otras menos seguras.
a RARA, p. 63; TORRIANI, C. 12, p. 50, y c. 9, p. 44.
62 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Advierto que eL texto de Azurara, en la edición de Serra, sólo
escribe LX = «sesenta, habitantes, errata evidente por el con-texto,
de un anterior LXc = 60 x 100 = 6.000.
Vigencia.-Lo apuntado nos lleva a establecer la poliandria
en Lanzarote entre 1393 y 1405, año en que ya bautizado Gua-dafrú
= wa -dafrat, ((el obeso)), último rey indígena de la isla,
y cristianizada gran parte'de ésta, dejó de existir ese estatuto
indígena de poliandria.
Conviene subrayar que nada dice el Canarien del régimen
matrimonial de los mahos de Lanzarote en sus primeros sesenta
capítulos. Por lo que esas noticias transmitas sobre la poliandria
pertenecen a lo que he llamado '3 ((Ratero andaluz de 1404)): no-ticias
vaciadas por el redactor del Canarien Gadifer y tomadas
a una fuente andaluza, y no a las sabidas por Gadifer hasta ese
año de 1405. Así lo confirma un dato lingüístico. Mientras la voz
francesa rubicom y rubicón hispanizado, del latín rubicum, ((10
colorado», la emplea el Canarien 111 desde los primeros capítu-los,
el nombre indígena traducido por ella, Titerogaka por ti-tehuggaqt,
«la colorada», y en plural las coloradas, sólo figura
en ese capítulo final del Canarien 111, y con un error: el texto
10 da como nombre de la isla, en vez del topónimo menor aún
conservado hoy en el sur de la isla.
El turno de servicio de los maridos.-Esa regla antes consig-nada
no parece tener relación, según comentó Bonnet hace años,
ni con la couvade de los normandos ni con la costumbre majo-rera
del zorrocloco: el marido guarda cama durante unos días
cuando la esposa da a luz.
No conozco práctica berber del tipo de la apuntada en Lan-zarote.
Sospecho que ese rito de que ia esposa iimite ei uso ma-trimonial
en cada mes a uno solo de sus tres maridos halla justi-ficación
en asegurar la paternidad real del recién nacido, deter-minada
por los «nueve meses)) de nuestro cómputo moderno, o
mejor por los «diez meses)) de la medicina griega y romana, que
T72--:11 -!A- v lrgluu clt,a efi su Cuarta Eucóiica: xüiri ionga decem iuieruni
fastidia menses (v. 62). Con él se conforma también la práctica
n Vease mi estudio en Anuario de Estudios Atlltlánticos, n.O 23, 1977,
p&ha~ 60-63.
38 JUAN ALVAREZ DELGAiXJ
brrher primitiv2 y los romanos primitivos, como los gianches
y los berberes, contaban por meses lunares o periódicos de 27
a 28 días.
Xas no es imposible tampoco que se trate de un rito o su-perstición
indígena, pues las mujeres berberes, como las tuaregs,
con costumbres sexuales muy libres, como consigna. Foucauld,
pr~ctican la «abstención» (elludet o ettef) por rnotiqos parecidos,
como en e1 caso de repudio, muerte del marido o trastorro mens-'
trua1 75.
La nutrición con guarnmnes.-Kos queda. sólo por aclarar la
más extrafia pero muy interesante noticia del transcrito pasaje
del Ca7~arien.
No creo en absoluto que las mujeres lanzaroteiías careciesen
lec;-& sus pec~iuo para airiamari¿ar ri"rinairrien¿e a sus iii-jos,
como.áice e1 CanaRen: contrastando .los usos opuestos en las
dos islas orientales ".
Y esa inexactitud del.Canar-ien sólo puede explicarse como
noticia de su fuente mal comprendida por el .redactor, según
aclaran los siguientes puntos :
a) La alimentación de los recién nacidos con gamames o
guarnames era frecuente en todas las islas Canarias, pues ade-más
del Cana.rien para Lanzarotej la da -4bréu Galindo para el
Hierro, y la voz gamame la hemos recogido.también en Fuerte-ventura
y Gomera, g su prcictica se conoció en todas las islas
hasta tiempos recientes
bt Las mujeres campesinas de todas las islas hasta el siglo
pasado seguían empleando los gamam,es (hechos con gofio, «man-.
teca de ganado)) -o queso fresco o 'leche de cabra. aguada- y
agua hervida) para alimentar a -sus hijos recién nacidos, tanto
antes de comenzar a amamantarlos al pecho como alternándolos.
74 F'OUCAULD, p. 982-984.
75 FOUCAELp.D 9,9 6 para elludet, p. 260 para ettef y p. 1855 para el asri
S !ihertxi Ge cmtUlr_hrec.
76 Cunarien 111, p. 137, y nota y p. 141.
n La lista de Castañeyra (no impresa) para Fuerteventura escribe
gagame por errata de Gamanze, que es la de ARMASA YALAp ara el Hierro en
Tradiciones Populares, 1, 1944, p. 69. Y así lo oí también entre los*campe-sinos
en Hierro, Lanzarote y Fuerteventura.
64 AXUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
con la alactación al pecho, para mejorar su alimentación, hasta
los dos años de nacidos por lo menos.
c) El caso particular de Lanzarote, alimentación única por
gamames, puede corresponder a casos particulares: por habér-sele
cortado a la madre la leche a consecuencia de un nuevo
embarazo antes de que su hijo anterior haya alcanzado los dos
años, pues de no haber nodriza disponible, sólo queda el recurso
de los gamames. Recuérdese que el Canarien advierte que las
mujeres de Lanzarote eran muy fecundas y tenían muchos hi-jos;
y con el turno matrimonial de tres maridos era fácil un
nuevo embarazo tras la cuarentena del parto anterior.
Tal vez la fuente del Canarien sólo aludía a este supuesto.
Estudio de Ba noticia-ES precisa una glosa del texto del Ca-narien.
Ya Serra Ráfols 7s había advertido que esa costumbre lanza-roteña
debía de explicarse por un uso indígena de «alimento su-ministrado
a los niños con la boca de sus madres)). Pero no cabe
considerar «tontos» a los niños y sus madres «por no ocurrírse-les
acudir a las cabras)), ya que nue"sras campesinas nunca dan
a sus hijos recién nacidos leche de cabra si no es mezclada con
agua hervida, por considerarla pesada e indigesta para las cria-turas,
por lo que aún hoy prefieren la de vaca. Lo mismo ocurre
con el «queso mascado)) de que habla Ahréu en el Hierro, en
ambos casos sustitutivos del mulan o amuLan o amolan, tman-teca
de ganado)), como se llama en todas las islas, y cuya ela-boración
dio AIvarez Rixo y reprodujo Millares Torres 79.
Pero nadie advirtió la concordancia de la noticia lanzaroteña
con la de Abréu Galindo para los herrefios, más clara que la si-miiar
de Torriani": «En pariendo ias mujeres, antes que el. pe-cho,
daban a sus hijos raíces de helechos asadas y majadas, con
manteca, que llamaban aguamanes; y al presente les dan harina
de cebada tostada, mascada con queso, en lugar de los aguama-nes
antiguos y los llaman del mismo nombre.))
78 Canarien, 111, p. 241.
79 ABRÉW1, , 10, 57; 1, 18, 88; 11, 2, 152; 111, 13, 300; ALVAREZR IXO:C atá-logo
de voces indígenas, copia de Miliares, fol. 57, y V I ~ YA C LAVIJOM: C-cimano
de Historia Natural, ed. 1942, tomo 11, p. 340-341.
80 ABRÉu, 1, 18, 87-88; TORRIANC. I6,3, P. 212.
Cuatro notas hay que subrayar, aparte de la doble errata
de Abréu aguamanes en vez de guamames, que pone Torriani, y
debía de ser lo consignado por el Dr. Troya en la fuente ori-ginal
:
1) La frase cantes que el pecho)) puede significar también
«en lugar del pecho)) o «más que el pecho)), idea apuntada por
el Canarien para Lanzarote.
2) La voz «manteca» no se refiere a grasa animal, sino a la
«manteca de ganado)) (menor), llamada en guanche amulan, en
herreño mulan, hecha con leche de cabra o de oveja, aludida
poco antes.
3) La cita de maíces de helecho)) que varios tratadistas
-h -2- n- - d-n- d -n- por significad^ de gnm*rn-eS ~~r r e s p n n da ela voz hay*.n,
«harina» (variante tinerfeña ahoren y berber azoren, aggurn,
auren). Pues la harina o el gofio se hacía en las distintas islas
con cebada, trigo, granos de arnagante o raíces de helecho, tos-tados
y molidos, según vinieran cosechas o temporales.
4) Al hablar antes de los elementos de los gamames señalé
sus tres componentes : harina, manteca de ganado (sustituíble
por leche aguada o queso mascado) y agua. Este último falta en
el texto de Abréu, pero es indispensable para realizar esa «pa-pilla~
que Torriani llamó panacelia, que me parece variante de
paniccia.
Pues curiosamente, Abréu después, y Torriani antes de su
noticia sobre gamames, registran las voces pertenecientes al pa-saje
con una variante y un error. Abréu registra ahemon, «agua»
(variante de ahumen, voz palmera, y ahuman o aman, formas
berberes), que falta en Torriani; y ambos incluyen achemen,
«leche», expresión del todo inaceptable. Pues en la misma en-decha
herreña, poco antes copiada por Torrianis2, la voz leche
está en jah emen aten = «leche ¿qué importan.. 3, forma regis-trada
en tuareg ah, «leche», como sus variantes pamberberes
a& a& igi. Y dicha canción recuerda los tres alimentos básicos:
ah, «leche»; wad, «agua», y haran, «harina» o «pan»; pero en
lu'gar de la leche en los aguamanes está su sustituto «la manteca
81 Referencias en WOLFEL: MOnUmt%tca, IV, 258. * TORRIANI, C. 59, p. 203.
66 ANUARZO DE ESTUDIOS ATLANTlCOS
de ganado)), hecha con leche, pero curativag3. Resulta claro así
que en la fuente original no estaba achemen, sino ahumen,
«agua», como componente de los guamames, junto con haran,
«harina» (de raíces de helechos), y mulan, ((manteca de ganado)).
Nota lingüistica.-Gamames o guamames deriva del plural
de agamam en tuareg y ugmim o tagumimt del chelja, nacidos
a su vez del verbo tuareg egmen, ((meter en la boca para mascar,
deglutir o escupir)), y del. paralelo chelja gummw, y se puede
traducir exactamente por «buchada», «sorbo» o «trago».
La confusión de algunos de nuestros escritores diciendo que
agamame es un poco de gofio en polvo como conduto para beber
vino)) no es exacto, sino una confusión con la forma, que sólo he
registrado en Tenerife: goga, derivada del verbo tuareg gubbet
y su derivado tegubbit, de sentido similar al de egrnen, pero pre-dominando
en el primero un sólido, y en el segundo, un 1í-quido
La alternancia de pronunciación de gamame con guamame,
parecida a 1.a de gayre con guaire, o Agayro con Aguairo, puede
ser un descuido de audición o de lectura de Abréu o Troya. Pero
si el verbo egmen se relaciona con los nombres relativos a «la
boca)) (como los berberes agamum, aqemum), cosa no probada,
podrían corresponder al tratamiento guanche de la velar enfá-tica,
de esos otros ejemplos86. Sin embargo, siempre oí entre los
campesinos decir gamames; sólo a los eruditos he escuchado
siempre guamames, y lo que es más sospechoso aguamames, que
en plural no puede tener esa vocal inicial guanche.
No sabemos qué clase de enfermedad quieren indicar los au-tores
de esta noticia indígena a raíz del ((estatuto de matar las
83 Referencias berberes en FOUCAUpL. D94,7 ; NHILILc, itado p. 171; DES-
;a:>:t;: B,yGf Snms, p. 191; Emum: , ~ &p. ~191,~ y C~hcii,ifq p . 72; G~QST:
siwa, p. 251, y SOUS, p. 28.
a FOUCAUpL. 4D49, ; LAOUSTS: OUS,p . 24; DESTAINGT: achelhit, p. 143.
FOUCAUp.L D16,8 6. Ver mi trabajo El gofio en «Actas y Memorias de,
Ia Sociedad Española de Antropología, Etnograffa y Prehistoria)).
86 LAOUSTS: OUS,p . 32; DESTAINGT: achelhit, p. 42.
Núm. 27 (1981) 67'
42 JUAN ALVAREZ DELGADO
niñas» o de la poliandria grancanaria ; porque «epidemia» o «pes-te
» son expresiones frecuentes, equivalentes entre sí, pero im-precisas
en su valoración para nuestros autores.
Tampoco podemos negar la existencia en Gran Canaria de
una epidemia durante ese siglo de operaciones para su conquis-ta
castellana, o en la que muriese el Guanarteme de Telde Ben-tagoyhe
y otros muchos indígenas, o en los años inmediatos a
1476. Porque nuestros textos documentan varias epidemias en
ese siglo antes y después de la conquista castellana de las islas.
Por ejemplo, el P. Espinosa 87 señala, con esos mismos nombres,
una en la isla de Tenerife en 1496, cuando Lugo terminaba su
conquista.
Lo que no parece tan razonable es admitir, por muy provi-dencialista
que uno sea, esa especie de milagro o especial pro-videncia
que recogen los textos de Abréu y Torrianig8, al decir
que {(habiendo desagradado a Dios.. . su impío atrevimiento.. .
Dios fue servido de dar en esta isla una grave enfermedad)).
Y ya el Arcediano de Fuerteventura, Viera y ClavijoS9, me-nos
crédulo de ese innecesario milagro que el franciscano Abréu
Galindo, lo explica así: «Esta inhumana ley no estuvo mucho
tiempo en observancia, porque la misma Naturaleza con una en-fermedad
epidémica evacuó e1 país ... y murió casi la tercera
parte de la nación.))
Mas tampoco ese subterfugio nos aclara el panorama, pues
he probado antes que la población de la isla de Gran Canaria
en 1404, según el. Canarien, ya se había reducido a la mitad an-tes
de 1451, según noticia de Azurara. Y no se puede adelantar
la epidemia a esta última fecha, si en ella murió Bentagoyhe
en 1476, como dice Abréu; y que Torriani da como contempo-ránea
de Egonaiga en su conversación con Diego de Silva, en
1467
Certidumbre y motivación de Ha epidemia-NO obstante la
noticia parece cierta. Pues se debe pensar que la epidemia ates-r:
- . ,J, , ,,,,.m,,, :,,,irr ,-:
L15UdUd pul luYa, ulLIaIIL y AbrSU es Un hecho eierto reeo-
87 ESPINOSA1, 11, 9, 111-114.
a TORRIANIC., 37, p. 116, c. 39, p. 123; ABRÉU,1 1, 6, 169.
8 9 VIERAY CLAVIJON: oticias 11, 16.
9 AEXÉU GALINDO1,1 , 10, 181; TORRIANIC., 39, p. 123.
$88 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
INSTITUCIONES POLÍTICAS INDÍGENAS 43
gido de la tradición oral grancanaria durante las operaciones
finales de conquista de la isla. Nuestros escritores la cargaron
arbitrariamente a la cuenta del ((estatuto de matar las niñas)),
que ellos aceptaban de buena gana. Porque no podían atribuirlo
a la poliandra, que no daban como real.
Pero esa ley de poliandria estuvo vigente desde 1450 a 1470
aproximadamente, como he dicho antes, y fue dictada para ob-viar
la falta de mujeres casaderas, causada por la ley de in-fanticidio,
hasta 1450, en que Azurara habla de la merma de
población insular.
Y esta práctica de la poliandria hubo de provocarla como su
natural consecuencia, por secuela normal de enfermedades ve-néreas
determinadas por 1.a promiscuidad sexual de mujeres li-gadas
hasta a cinco maridos simultáneamente.
No debe considerarse este capítuio como una apología de8
infanticidio y la poliandria de los guanches de Gran Canaria,
Palma y Lanzarote en el siglo m; ni menos como justificación
o legitimación de tales leyes o usos indígenas.
Porque aquí se ha hecho puramente una crítica de nuestros
textos históricos para aclarar la veracidad de tales noticias suel-tas,
dadas además cada una en una fuente histórica diversa, y ya
puestas en duda por varios de nuestros escritores.
La inmoralidad de esas prácticas de infanticidio y poliga-mia,
desde el punto de vista é t i c ~g eneral, y de inmoralidad
crisiiaiia eii particular, es tan cüñdeiiabie como las normas de
prelibación o ((derecho de pernada)) en Canarias y en la Europa
medieval, y la de hospitalidad de lecho practicada por los guan-ches
de las Canarias, según nuestros textos, en tres islas al me-nos.
Y otro tanto cabe decir de los duelos o desafíos a muerte
en Grdll CdiidTid, y del micidfa pr derriscdmieritu, atesiigüadu
por muchas fuentes en esa isla, y por sólo dos en Tenerife.
Ocurre con tales hechos indígenas de Canarias lo que con
acciones más recientes, como la piratería, la esclavitud, el geno-cidio,
el duelo en la Europa romántica y el terrorismo: son he-
chos condenables e inmorales, pero ciertos en cada momento
histórico.
Ya Torriani g1 aportó algún hecho de infanticidio en la anti-güedad,
justificado por la necesidad, para explicar el dato ca-nario;
y puso en boca de Guanarteme el Bueno un juicio moral
ortodoxo, condenando el infanticidio, pero no negó su realidad his-tórica.
Y tampoco puede estimarse que tales noticias denigren a la
raza indígena, ni que injurien u ofendan a una isla. Pues todas
esas prácticas comentadas en este capítulo aparecen registradas
en varias islas, y bajo diversas formas en otros pueblos de la tie-rra,
cultos o más adelantados que los guanches, establecidos más
0 menos tiempo y en semejantes circunstancias, por motivos
análogos a los de los guanches.
70 ANUARIO DE ESTUDlOS ATLANTZCOS